Frankenweenie

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Volver a vivir

En 1984, con sólo 26 años, Tim Burton presentó un cortometraje de 29 minutos titulado Frankenweenie , que terminó con su despido como animador de Disney. Casi tres décadas más tarde, ya convertido en uno de los directores más prestigiosos e influyentes de Hollywood, regresa con un largometraje basado en la premisa y la estética de aquel trabajo y producido, sí, por... Disney.

El resultado es una tragicomedia bella, nostálgica, fluida y divertida a la vez, que mantiene el espíritu artesanal del original (la técnica stop-motion de animación cuadro por cuadro y el uso de títeres) y las imágenes en blanco y negro, aunque esta vez pensada para su explotación en salas 3D.

Para aquellos que cuestionaron los resultados de Burton en sus tres films anteriores - Sweeney Todd: El barbero demoníaco de la calle Fleet, Alicia en el P aís de las Maravillas y Sombras tenebrosas-, Frankenweenie es, a tono con la trama, una suerte de resurrección artística, un regreso a las fuentes, a sus obsesiones y referencias, al cine más personal de Beetlejuice, El extraño mundo de Jack, El joven manos de tijera, El cadáver de la novia o Ed Wood (extraordinario, en este sentido, el precario corto casero del principio realizado por el pequeño protagonista).

El punto de partida está claramente inspirado en el Frankenstein de la novela de 1818 de Mary Shelley y de la película de 1931 de James Whale, pero el director lo instala en el seno de una típica familia disfuncional burtoniana (y de un patético pueblo) con un niño experto en ciencias llamado Victor que revive a su amado perro Sparky -que había sido atropellado por un auto- apelando a la energía que obtiene en plena tormenta eléctrica.

Lo que sigue es una película que combina la dinámica familiar, la escolar (brillante el personaje del aterrador profesor de ciencias que interpreta Martin Landau) y cinéfila, con citas a decenas de películas propias y ajenas de terror (de Drácula a Godzilla ).

En esta vuelta a los orígenes, Burton trabaja con viejos colaboradores (el apuntado Landau, Catherine O'Hara, Winona Ryder y siguen las firmas). Por ellos, y porque ningún doblaje podrá acercarse a la expresividad y ductilidad de los intérpretes que aportaron sus voces, es una excelente opción para el público adulto buscar las escasas funciones nocturnas que la exhibirán en versión subtitulada. Para disfrutar del talento de Burton y su equipo en toda su dimensión.