Frankenweenie

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

El mundo burtoniano se afirma como marca registrada

“Frankenweenie” llega en un momento de la carrera de Tim Burton en la cual todo parece volver a foja cero. El corto sobre el que se basa fue lo primero que filmó como director hace casi treinta años, y ya en ese entonces sus inquietudes sobre el mundo y el séptimo arte pasaban por el mismo tamiz: El cine clase B de los '50, con Roger Corman a la cabeza, se asienta en el descreimiento del mundo color de rosa, en especial la mirada compasiva por los seres distintos en cuya oscuridad el realizador encuentra belleza y esencia, respecto de lo cual sobran botones de muestra como “El joven manos de tijera” (1992), “Batman” (1989), ni qué hablar de “El gran pez” (2003).

No es que haya abandonado esto en “Sweeny Todd” (2007) o en “Sombras tenebrosas” (2012), pero por alguna razón este gran realizador necesitó volver a sus fuentes de manera literal.

Sería poco recomendable ir a YouTube para apreciar el corto antes de ir al cine a ver esta versión. La historia es la misma, con lo cual se perdería mucho de lo sorpresivo que pueda tener, y resultaría aburrida. Más bien sería al revés, porque el mundo de Tim Burton ya es claramente identificable. Sólo el puede filmar cementerios y molinos con semejante dedicación hacia la estética. El mundo "burtoninano" ya es marca registrada, en estos escenarios y también lo es en el tipo de personajes conflictuados que aborda, la excepción sería su versión de “El planeta de los simios”, de la que él mismo reniega.

Víctor Frankenstein es un chico apático, incomprendido y "raro" para el resto. También es un soñador. Construye mundos en el ático donde se recluye incluyendo la posibilidad de filmar en super 8 una película de ficción (clase B, obviamente) para proyectar en el seno familiar, con padres más condescendientes que comprensivos. Todo lo hace acompañado de Sparky, su perro fiel (cuyo diseño fue tomado del que Burton hizo para un capítulo de “Cuentos asombrosos”, en 1992). Un accidente provocará la historia paralela al Frankenstein de Mary Shelley.

El director vuelve a elegir el blanco y negro como lo hizo en la fenomenal “Ed Wood” (1994), pero con la técnica del Stop Motion que usó como ideólogo y productor de “El extraño mundo de Jack” (1999) y “El cadáver de la novia” (2005), logrando una estética deslumbrante (otra vez).

“Frankenweenie” es un catálogo de imágenes y personajes de la propia filmografía de Tim Burton, así como Steven Speilberg hacía lo propio con su versión de “La guerra de los mundos” (2005).

Intriga saber lo próximo qué hará un artista genial cuando rebobina su propia historia. Por lo pronto vaya con los chicos a disfrutar de una gran película bien realizada.