Frankenweenie

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Tim Burton profundiza en su estilo más oscuro

Los límites entre la luz y la oscuridad, la realidad y la fantasía, la locura y la cordura, la vida y la muerte.
Tan absolutos o relativos como cada ser humano entendió, entiende o entenderá sus bordes, definidos o difusos; cortados por filosas tijeras o unidos por costuras más o menos rústicas, han provocado inquietudes expresadas en diversas materias y formas desde tiempo inmemorial.
En literatura llevada al cine la gran icónica quizá sea la novela Frankenstein o el moderno Prometeo , que la británica Mary Shelley escribió en 1818.
Obra enmarcada en el género gótico y primer texto de ciencia ficción, explora la moral científica en relación con la vida y la muerte y desde el vínculo de la humanidad con la divinidad; y fue llevada a pantalla por primera vez con Frankenstein en 1931, dirigida por James Whale, con protagónicos del inolvidable Boris Karloff como el monstruo revivido y Colin Clive como su re-creador, el doctor Víctor Frankenstein.
En Frankenweenie , Tim Burton profundiza en inquietudes históricas para la humanidad y para su filmografía, acerca de la vida después de la muerte --Beetlejuice, El extraño mundo de Jack, El cadáver de la novia -- y retoma esos antecedentes que fueron su musa en El joven manos de tijera , donde Johnny Depp interpretaba una suerte de monstruo de Frankenstein juvenil y moderno.
La nueva película --de animación en stop motion y en 3D-- surgió de un cortometraje realizado por el británico para la Disney, en 1984, donde un niño llamado Víctor decide regresar a la vida a su perrito Sparky, luego de que fuera atropellado.
El proyecto que entonces quedó archivado, finalmente encontró su tiempo de revivir, como una película apta para preadolescentes y adultos.
El niño en cuestión es un enamorado del cine y de la ciencia, que realiza sus propias películas en el altillo de su casa y al estilo de los primeros directores, atiende con fruición las enseñanzas de su profesor de física y biología.
Un trabajo a presentar luego de presenciar una clase acerca de la función de los impulsos eléctricos en la vida, inspira a Víctor a desenterrar a su mascota, rearmar su cuerpo y probar el experimento de las cometas, los generadores y las descargas de alta tensión de los rayos para devolverle la vida a su único y fiel amigo.
Pero Víctor no cuenta con que Sparky era un pichicho sociable, conocido y querido por todo el pueblo, que buscará la misma libertad con que siempre vivió y que le será muy difícil esconderlo en su nueva condición. Tampoco con las ambiciones de sus compañeros de clase más siniestros.
En la advertencia que el padre de Víctor realiza acerca de jugar con los límites entre la vida y la muerte --literaria de tan directa, quizás por tratarse de un filme, en principio, para niños--, Burton presenta su inquietud de manera concisa, como si procurara presentarle su obra a un público nuevo.
Frankenweenie --filmada en blanco y negro-- es un gran homenaje al primer Frankenstein del cine, pero también una confirmación de Tim Burton en sus preguntas más oscuras y el estilo que adoptó, desde los inicios de su filmografía, para responderlas.