Vince Vaughn y Kathryn Newton protagonizan esta mezcla de comedia adolescente y película de horror acerca de un asesino en serie y una chica tímida que trocan sus personalidades.
FREAKY podría ser una combinación de FREAKY FRIDAY y FRIDAY THE 13TH, una mezcla de comedia adolescente de secundaria con cambio de roles y una historia de un asesino serial típica de los ’80, con un criminal no muy distinto del Jason Voorhees de aquel clásico de 1980 y varias secuelas más. En su tono, en su estética y en su forma la película de Christopher Landon (director de la saga HAPPY DEATH DAY) respeta bastante las convenciones y modelos del cine ochentoso. Donde las cambia tiene que ver con la manera de comportarse de algunos personajes, además de otros elementos tecnológicos que dejan en claro que la película transcurre en la actualidad.
Todo funciona con la lógica y estética de una película de la época de John Hughes. Solo con no escuchamos a Psychedelic Furs en la banda sonora y las primeras escenas están más cerca del cine de Tobe Hopper al mostrar cómo el llamado Carnicero de Blissfield (Vince Vaughn), un personaje que los adolescentes consideran un mito urbano, destroza en pedazos a cuatro jóvenes que estaban de fiesta en la casa de una de ellas.
En paralelo, Landon nos presenta a Millie (Kathryn Newton, de BIG LITTLE LIES y LADY BIRD), una tímida y retraída alumna del secundario que vive pendiente del bienestar de su madre que quedó viuda hace poco. Pese a los ruegos de su hermana, que es policía, para que «viva su vida», la chica hasta prefiere evitar el tradicional evento conocido como «Homecoming». En la escuela, además, le han bullying todo el tiempo, por su timidez e inseguridad, y tiene solo dos amigos (una chica negra y un chico gay) que la acompañan.
Cuando sale a la luz la noticia del asesinato de estos cuatro chicos todo el mundo se escandaliza y anda con miedo. Millie, que es porrista del equipo de fútbol del colegio, termina quedando sola en el estadio cuando todos se van (su madre, que suele beber de más, se duerme y no la va a buscar) y se le aparece el Carnicero en cuestión con una imponente daga que robó de la casa de su reciente masacre. Pero cuando la ataca sucede algo muy extraño: él queda herido en el mismo lugar en el que hiere a ella.
En realidad no es solo eso lo que sucede. Al levantarse a la mañana siguiente el asesino se da cuenta que está en el cuerpo de la chica y viceversa. Y es así que ese cambio de roles complica sus vidas posteriores: el Carnicero, en el cuerpo de Millie, hará que todos piensen que la chica se ha vuelto agresiva, sexy, segura de sí misma y muy violenta (aunque con la limitada fuerza de una chica adolescente), mientras que Millie, en el cuerpo de Vaughn, intentará que le crean quién es en realidad pese a su aspecto tan cambiado y al hecho de que cada vez que aparece en un lugar todos salen corriendo disparados.
La leyenda que rodea a la daga en cuestión dice que tienen poco tiempo para recuperar sus cuerpos antes que esta suerte de embrujo se vuelva permanente. Es así que la película, en su segunda mitad, acumulada persecuciones, revanchas, confusiones, carreras contra el tiempo, mucha sangre y unos muy ajustados apuntes acerca de los roles preconcebidos dentro de cada género. Hay un empoderamiento en Millie desde que tiene «la mente» del Carnicero que es perturbador y sorprendente para casi todos. Más difícil la tiene la real Milie en el cuerpo del criminal, ya que le cuesta probar quién es.
Hay romances de por medio en los que Landon aprovecha para seguir sobre este giro de roles sexuales. Y algo parecido pasa en algunos momentos más intensos del final, en los que las chicas deben tratar de demostrar que pueden más que el peligroso sujeto. Esa segunda mitad sigue los lineamientos más de la comedia adolescente que del thriller de asesino en serie y vira más aún para el lado del humor.
Newton es efectiva en su rol pero el que se luce es el actor de VIVIENDO CON MI EX que suele trabajar en los dos subgéneros que la película mezcla, pasando de comedias disparatadas a thrillers violentos sin descanso. Aquí se ocupa más de su rol cómico y es una delicia verlo acostumbrarse a su nuevo cuerpo y darse cuenta de las cosas que puede o no hacer con él. Simpática, retro, con momentos muy graciosos y otros un tanto más convencionales, FREAKY logra adaptar la estética retro hasta nuestros tiempos y traer al menos parte de la magia del cine de John Hughes y de Wes Craven a estos tiempos política, social y culturalmente bastante distinto a aquellos a los que la película homenajea. Los mitos siguen siendo los mismos. La manera de lidiar con ellos es diferente.