Como en el comienzo de la Scream de Wes Craven, un visitante enmascarado será quien convierta una escapada adolescente en el sangriento banquete de una divertida parodia. Freaky tiene todo lo que podemos esperar: la comedia de cambio de cuerpo, el terror slasher, los romances de estudiantina, la lógica endogámica de pueblito rural. Pero esa mezcla que podía sonar a refrito aquí forma una alquimia simpática y efectiva, con un Vince Vaughn en estado de gracia y una irónica exposición de las ventajas y desventajas de afrontar el mundo en un cuerpo prestado.
Cuando Millie (Kathryn Newton) creía que ya nada podía pasarle, luego de la reciente muerte de su padre, el bullying de sus compañeros de colegio y la dependencia de su madre viuda, un asesino serial enmascarado la persigue por el campus del colegio hasta que un abracadabra de mitología ancestral trasporta su alma a la inmensa fisonomía de ese predador. A partir de allí el director Christopher Landon (Feliz día de tu muerte) juega todas las cartas que le habilitan esa inversión, no solo las citas al estilo Scream del imaginario slasher y algunos guiños a Viernes de locos (2003), sino que amalgama la experiencia adolescente con la furia de un asesino y el horizonte de un inesperado poder.
Landon nunca desprecia a los géneros que lo inspiran, y consigue una alquimia consistente y divertida justamente por la honestidad de su abordaje. Y más allá del despliegue de comedia que ofrece Vaughn con su espíritu adolescente a cuestas, lo que funciona como revelador en el cambio de roles es la reescritura de ese itinerario previsto para el Carnicero de Blissfield, ahora que el cuerpo que porta es justamente el de su tradicional víctima.