Shawn Levy («Night at the Museum», «Real Steel», «Date Night») es un director que hizo sus armas en la comedia (con películas buenas y malas) y que supo combinarla efectivamente con el cine de acción y aventuras. En esta oportunidad, nos trae una historia original (sin estar basada en ningún comic, película, producto audiovisual o literario preexistente) que cuenta con un guion de Matt Lieberman y Zak Penn.
«Free Guy» se centra en Guy (Ryan Reynolds), un cajero de un banco que lleva una rutina bastante tranquila, monótona y repetitiva. Este solitario hombre, cuya existencia parece estar atravesada por una excesiva positividad, comienza a sentir que le faltan motivaciones u objetivos en su vida cotidiana. Un día el banco donde trabaja es asaltado y termina siendo rehén durante el atraco. Este hecho y algunas eventualidades dentro de Free City (su ciudad de residencia) junto con la llegada de una extraña y atractiva mujer (Jodie Comer) lo llevan a descubrir que en realidad es un personaje no jugable dentro de un videojuego de acción. Levy parece combinar conceptos de otros populares relatos tales como «The Truman Show» (1998) de Peter Weir o incluso la adaptación cinematográfica de la novela «Ready Player One» (2018) dirigida por Steven Spielberg (asimismo podríamos citar a «They Live» de John Carpenter con el recurso de los lentes que te hacen ver la realidad) para construir una historia que yuxtapone el atractivo mundo de los videojuegos con un relato del estilo «hombre descubre que su existencia es una farsa» brindando un film convencional en varios aspectos, pero efectivo en tantos otros.
A esta altura Reynolds parece verse encasillado en el humor que adquirió luego de haber personificado al personaje de Deadpool en dos ocasiones («Deadpool» -2016- y «Deadpool 2» -2018-), no obstante, su querible Guy junto con personajes secundarios bien desarrollados, entre los que se destacan la coprotagonista Millie (Comer) junto a su avatar dentro del juego y Keys (Joe Keery), un desarrollador y programador del mundo gamer, hacen que el relato cobre fuerza y se sostenga con un guion correcto sin demasiadas pretensiones.
La creación del universo que logra el relato resulta ser mucho más inspirada y digna que la de muchas de las adaptaciones de videojuegos que inundaron la pantalla grande durante los últimos años. Probablemente, el buen timing para la comedia que logra Levy junto con los talentosos interpretes que reúne, hacen que la experiencia sea entretenida a pesar de algunas falencias y recursos trillados.
Por otro lado, la crítica a las corporaciones, el abuso de la tecnología y la lucha de los emprendedores frente a las grandes compañías que terminan «robando» sus ideas parecen enriquecer la experiencia, aunque resulte algo irónico viniendo de las entrañas de la propia Disney dueña de 20th Century Studios, compañía productora de la película.
En suma, «Free Guy» parece presentar algunas buenas ideas contrapuestas con igual cantidad de clichés. Aun así, el film se nutre de buenos personajes (exceptuando quizás a un Taika Waititi exacerbado como el villano), un buen ritmo en lo que respecta a la comedia y un despliegue visual seductor. Una propuesta pasatista pero entretenida.