La vida en FreeCity es tranquila y rutinaria para Guy (Ryan Reynolds), un simple cajero de banco en la más violenta y caótica ciudad del mundo. Y la única, porque sin saberlo cada día de su repetitiva vida ocurre dentro del videojuego multijugador de mundo abierto más popular del mundo.
Free Guy: Tomando el Control crítica poster free guyPero Guy no es uno de esos millones de jugadores de todo el mundo que se conectan cada día para cometer toda clase de crímenes a cambio de mejores armas, vehículos y ropa; él es solo uno de los tantos algoritmos atrapados en un bucle diario que le dan vida al mundo de FreeCity para que los jugadores se diviertan destruyéndola.
Está contento con su vida, pero siente que necesita encontrar a alguien con quien compartirla para que sea perfecta. Y cuando se cruza con la jugadora Molotov Girl (Jodie Comer) queda instantáneamente convencido de que la ha encontrado, pero para poder acercarse a ella necesita romper su círculo y abrir los ojos al juego que todo ese tiempo estuvo sucediendo a su alrededor sin que pudiera verlo.
En el mundo real, Molotov Girl es Millie, una diseñadora que está convencida de que FreeCity fue ilegalmente creado sobre un juego que construyó junto a su socio Keys (Joe Keery) antes de que fuera comprado y luego destruido por Antoine (Taika Waititi), el millonario empresario dueño de FreeCity. Sabe que dentro del juego podrá encontrar las pruebas que necesita y Guy parece ser el aliado perfecto para lograrlo.
Free Guy, otra IA rebelde.
La premisa de Free Guy está un poco a mitad de camino entre Ready Player One y The Truman Show, con gran parte de la historia sucediendo dentro del juego pero con fragmentos importantes en el mundo real, lo que lleva a que al gimmick de lo virtual sea dejado de lado bastante pronto como el centro de la propuesta para concentrarse más en los personajes que en bombardear la pantalla con referencias pop que no aporten más que distracciones. Es que Free Guy no se trata de identificar avatares que pasan por el fondo o escenarios sacados de alguna otra película sino de contar las historias de varios personajes que se cruzan, porque aunque retrata el mundo de los videojuegos y su cultura aledaña de forma bastante acertada, no es una película sobre el juego en sí.
El mundo virtual de Free Guy es más bien un puente para hablar de algunas otras cosas que podrán no ser tremendamente originales pero que le aportan bastante más volumen a la película que si fuera una simple historia de acción con mucho CGI. Por un lado, con Guy que comienza persiguiendo a su “chica ideal” y pasa a descubrir que hay mucho más en la vida. Por el otro, con Millie y Keys reaccionando de formas opuestas al mismo fracaso de un sueño y necesitándose mutuamente para resolverlo. Enfrente del trío y varios escalones más abajo queda la caricatura de villano de esta historia, que a su limitado desarrollo se suma la interpretación fuera de tono de Waititi, es el más flojo de todo el elenco principal.
Sin llegar a niveles muy profundos ni complejos, porque no deja de ser una comedia romántica de ciencia ficción que apunta sobre todo al entretenimiento, Free Guy plantea conceptos como lo difícil que es salirse de una rutina que resulta cómoda o lo que implica para un artista dejar un pedacito de alma en su obra para poder convertirla en algo único, un logro que difícilmente pueda valorar alguien que solo pretende ofrecer al público lo que pide para engordar su cuenta bancaria.