Angelina Jolie vuelve al cine como directora con Frente al mar, una película en la que retoma la dupla laboral con Brad Pitt para retratar a una pareja en decadencia.
Angelina Jolie eligió volver al ruedo cinematográfico, nada más y nada menos, que con su flamante esposo Brad Pitt. De hecho, ambos rodaron esta película durante su promocionada luna de miel el año pasado. Ambos habían trabajado juntos hace una década, en el filme de acción Sr. y Sra. Smith, que fue clave para el comienzo del romance que en el presente devino en familia célebre y numerosa. En Frente al mar, con Jolie a cargo de los controles, la producción y el libreto, la pareja por antonomasia representativa del show business de Hollywood se convierte en un matrimonio en crisis e intenta ofrecer, sin mucho éxito, un retrato preciosista sobre las desavenencias del matrimonio, el hastío de la burguesía y el suceder de la vida.
Pitt es Roland, un escritor norteamericano con mucho bloqueo y afecto a mirarle el fondo a la botella con frecuencia, mientras que Jolie es Vanessa, la esposa deprimida, bailarina retirada porque, bueno, se le vinieron los años encima. Ambos viajan a la costa francesa para intentar desanudar los conflictos y parir un nuevo libro, pero ella se la pasa en la habitación y él con el codo en la barra del bar del pueblo. No abundan los diálogos entre ellos y se lee mucho más del estado del matrimonio en los silencios. En breve, la llegada de una pareja joven y excitante formada por Lea (Melanie Laurent) y François (Melvil Poupaud), pondrá las cosas en perspectiva para ambos, más aún cuando un hueco en la pared de su residencia se convierta en un ticket a la tierra del voyeurismo terapéutico.
Ambientada en los años 70 en una de las islas de Malta, la fotografía, que aprovecha la luz natural en un paisaje alucinante, sumada a la carencia de objetos modernos como teléfonos y computadoras, termina de darle el tono minimalista y refinado. Pero quizás no es en la forma donde reside el problema de la historia, sino más bien en el marco. La intriga de saber qué desencadenó el trance que atraviesan Vanessa y Roland sostiene un argumento que termina redundando en varias oportunidades y cargando de solemnidad a algunas de las actuaciones, en especial a la de ella. Así, el filme se disuelve en un drama romántico que no termina de detonar ninguno de sus atributos y no trasciende a la dinámica de la pareja.
Menos rebuscada que en sus proyectos anteriores (suelen movilizarla las guerras), es meritoria la decidida incursión de Jolie en la dirección cinematográfica, tarea que es probable se intensifique en el futuro. Con Frente al mar, la actriz se autogenera sus propios papeles, y se aleja de la figura de femme fatale que construyó durante todos estos años para devenir en ¿otra cosa? El tiempo lo dirá.