En épocas de secuelas y remakes, era extraño no encontrar una continuación al neo-clásico de Disney llamado Frozen, que estrenó por 2013 y abrió una catarata de venta de trajes de princesa azul, pelo blanco y mucha interpretación sobre la salida del clóset al ritmo de “Libre Soy”. Pero el billete manda, y seis años después (y habiéndose estrenado un corto en el medio) tenemos en cines Frozen 2.
Repiten Chris Buck y Jennifer Lee en la dirección, y el cuarteto original compuesto por Kristen Bell (Anna), Idina Menzel (Elsa), Josh Gad (Olaf) y Jonathan Groff (Kristoff). ¿La historia? Las hermanas llevan adelante al pueblo luego de los eventos de la primera parte, Anna y Kristoff siguen en una relación donde él tiene ganas de casarse, Olaf está feliz ahora que está compuesto de hielo eterno y Elsa escucha un cántico que la llama más allá de los confines del pueblo.
Frozen 2 indaga nuevamente en el descubrimiento, pero mientras que en la primera parte era sobre los poderes y dejar de estar a la sombra, ésta vez es sobre quienes somos en relación a nuestro pasado, a nuestros padres y la conformación de nosotrxs personas a partir de saber de donde venimos. La película arranca con la pregunta que nunca nos hicimos “¿cómo obtuvo Elsa sus poderes?”, algo que dimos por hecho sin preguntarnos si era “normal”. Ahora, con un cántico de una voz reconocible, Elsa y su familia entrarán a un bosque perdido en el tiempo para entender que pasó con el abuelo y el padre de la reina y su hermana, y sus papeles en un guerra que hubo con un pueblo mágico ahora desaparecido.
Todo esto en clave musical, porque Frozen es (más que nunca) un espectáculo musical digno de Broadway, luego del éxito de la adaptación de la primera parte, parece que ya está todo listo para llevar la segunda a los escenarios. Las canciones no tienen la fuerza y la contundencia de “Let it go“, sin embargo “Into the unknow” es un gran tema musical, y “Show yourself” también; pero el premio se lo lleva “Lost in the woods“, cantado por Kristoff en clave rock glam de los 80s con un videoclip delicioso.
Olaf se lleva las palmas con una secuencia donde actúa y resume la primera parte en clave comedia, y Anna se pone al hombro la mayor parte de la acción de la película y a pesar de no tener poderes es una gran heroína. Por otra parte, los personajes nuevos son pocos y no tienen mucha participación, salvo las personificaciones de los 4 elementos (agua, fuego, tierra y viento) que tienen una importancia relevante en el relato.
Frozen 2 es un bonito show de luces y sonidos, con algunas pinceladas de terror (algo que se agradece) y mucho foco en los personajes y sus relaciones. El factor de lo mágico gana puntos y eso suma mucho a la saga, que regala un espectáculo digno de disfrutar con niñxs o en soledad gritando a viva voz que vamos hacia lo desconocido. Y nos encanta…