Un poco más de hielo
No es ninguna novedad decir que la casa del ratón no siempre innova. Si bien es indiscutible que en materia de cine de animación llevan la cabecera por una amplia distancia, también es verdad que cuando una fórmula les funciona, la exprimen lo más que pueden. Son capaces de volver una y otra vez sobre sus ideas.
En 2013, Frozen fue la estocada final para imponer a la factoría Disney no asociada con Pixar como líder en el terreno de la animación 3D, tal cual lo había sido en los dorados ’90. Esto a la par que sus competidoras más fuertes, Dreamworks y Fox/Blue Sky, sufrían una merma significativa, y otra como Sony Animation tomaba un camino diferenciado.
La historia, basada muy levemente en el clásico cuento de Han Christian Andersen La reina de las nieves, apuntaba fuertemente a aquello que había hecho de Disney un gigante resurgido hacía poco más de 20 años atrás.
Fuerte apuesta al musical, una historia “más apuntada a las niñas” aunque con clara intención de actualizar este concepto a los tiempos actuales. Todos recordamos cómo en Frozen importaba más la relación entre las hermanas que el amor romántico, y esa gran vuelta de tuerca que fue poner un casamiento prematuro fallido y parte del plan del villano. También recordamos que Leti t go – Libre soy es una de las canciones de soundtrack animado más famosas, por lo menos de los últimos tiempos; quizás hasta el punto de saturar.
Seis años después, es hora de ir por más para demostrarnos que los puntos no han cambiado (tanto). Más bien, se han agrandado. Es hora de Frozen 2.
La (ex) princesa que quería vivir
En Frozen 2 las cosas están bien claras y se cuenta a favor con la posibilidad de no tener que presentar un universo y personajes otra vez. Casi de inmediato entramos en acción.
Mediante un flashback inicial conoceremos un dato fundamental que nunca antes se nos había mencionado. Sí, no queda bien, es algo sacado de la galera, y como saga no es fluido… pero es un ¿defecto? de casi todas o muchísimas secuelas, más las que deben presentar una aventura nueva. Es así, de golpe todos van a estar hablando de algo que antes ni mencionaban.
Siendo niñas, a Anna y Elsa sus padres les cuentan un cuento y una canción antes de dormir, relacionado a un bosque encantado y un espíritu protector que rodea al reinado de Arendelle. Ellas creen que solo se trataba de un cuento de ficción, pero hasta el día de hoy la siguen recordando.
Recientemente designada como reina, habiéndose reconciliado con su ser y dejando atrás su pasado de aislamiento, una noche Elsa comienza a escuchar en sueños una voz que la llama. No la pronuncia directamente, es una voz con un canto coral muy similar al que entonaba su madre en aquella canción.
Siguiendo aquella voz que incentiva sus poderes, terminará accidentalmente despertando al espíritu del bosque que pondrá en peligro a todo Arendelle, al hacer desaparecer los cuatro elementos básicos de la naturaleza. Aunque ella está segura de que ese espíritu no es maligno.
Es así que Elsa, en compañía de su hermana Anna, Kristoff (acompañado del reno Sven), y el muñeco de nieve Olaf, se adentrarán en el bosque para encontrar una solución para su pueblo. Por supuesto, en el medio Elsa encontrará más sentido a su propia historia y aprenderá a llevar una nueva etapa en su vida con sus poderes acrecentados aunque algo alborotados.
Hacia lo conocido
Uno de los aspectos más positivos de Frozen 2 es contar con el mismo equipo de su antecesora, tanto en pantalla como detrás de cámara; con el agregado de dos guionistas secundarios.
Frozen 2 podría resumirse como una Frozen recargada. Lo que no necesariamente significa una Frozen mejor.
Hay más aventura, la historia es un poco más compleja, se suman algunos personajes extra (aunque es más notoria la falta de un villano), y también hay más elementos propios de la cultura/mitología nórdica danesa.
También se siente una intención más marcada en hacer de esto un musical puro de Broadway, con un estilo de canciones “escénicas”. Hay más humor y el girl power se siente mucho más remarcado. También es notorio cómo en Frozen “prendió” más el personaje de Elsa: acá toma un claro protagonismo por sobre Anna.
Si bien es cierto que lo mitológico y fantástico ahora está más presente, ninguno de estos elementos es tan impactante como el castillo de cristal de la primera.
En remplazo de Leti t Go, que hasta se permiten parodiarla, ahora tenemos Into the Unknow – Mucho más allá. El tiempo dirá si es tan efectiva como aquella. Que es muy pegadiza y no se puede dejar de tararearla aun bastante tiempo después de haberla visto, no hay dudas.
Todas las canciones de Frozen 2parecen hechas para ser montadas en un escenario y entonadas por actores que las interpreten actuando. Es Broadway puro. Claro, el musical de la primera película es uno de los más exitosos de los últimos tiempos.
Si se rieron con Olaf en la original, prepárense acá para llorar de la risa con sus gags existencialistas, sencillamente geniales. También se guarda un gran momento para la lágrima o la emoción. Fuera de Olaf, hay una cierta intención de autoparodiar al género, lo cual es muy bienvenido.
Mujeres floreciendo
Lo más notorio en esta apuesta de ir a más, es el mensaje feminista. La clara analogía de los poderes de Elsa en referencia a la menstruación, y los cambios en el cuerpo de la mujer teniendo que asumir un nuevo rol y aprender a cuidarse. Todo es mucho, pero mucho, más notorio en esta secuela.
La relación entre Anna y Elsa es de sororidad absoluta, con el típico vínculo de poder comunicarse “sin necesidad de hablar” y comprendiéndose en un lazo que deja a los hombres afuera. Hay otro personaje que no figura “físicamente” pero al que se menciona mucho, y también tendrá su historia de feminismo… pueden imaginarse quién es.
También el cambio de paradigma lo vemos en el rol masculino. Si en Frozen ya nos dijeron que ese ideal de la joven casándose prematuramente e idealizando el romance no es correcto, ahora lo refuerzan mediante una subtrama en la cual Kristoff será quien busca ponerle un moño al romance. Algo que antes siempre hacía la mujer. Hasta hay segmento videoclipero, en clave paródica a lo boy band, que es de lo mejor del film.
Visualmente impactante (aunque ya no sorprendente) y con un trabajo de voces exquisito (por favor, remuevan cielo y tierra buscando funciones en idioma original para poder escuchar a esa diosa que es Idina Menzel), Frozen 2 puede que no supere a su antecesora, pero trata de ubicarse a la par (quizás perdiendo el factor sorpresa).
Entrega un producto muy dinámico, actual, entretenido, que no subestima a su público infantil ni adulto. Disney es el líder absoluto en animación industrial, y con películas como Frozen 2 demuestra el por qué. Quédense después de los créditos que hay escena graciosa, y hasta les puede hacer recordar al corto Frozen Fever.