Cuando los directores Chris Buck y Jennifer Lee realizaron Frozen lo último que se les pasó por la mente es que la película se convertiría en uno de los grandes fenómenos populares entre las obras de de Disney de la última década.
Ese éxito comercial también representó un arma de doble filo porque luego estuvieron obligados a concebir una continuación que jamás habían planificado.
La otra opción claro era delegar la secuela en otros realizadores pero ellos optaron por cuidar a sus personajes y encontrarle una vuelta.
En general las segundas entregas de los clásicos de Disney (Pixar es otra historia) nunca fueron muy buenas y no en vano encontraron su destino en el dvd.
Frozen 2 es una película que supo estar a la altura de las circunstancias y seguramente no defraudará a los fans de estos personajes, si bien no consigue revivir la magia de la obra original.
En esta oportunidad los directores optaron por seguir el camino de Cómo entrenar a tu dragón al elaborar una trama argumental mucho más dramática y compleja que desarrolla la relación de las hermanas protagonistas.
Me genera mucha intriga como será recibida en el público infantil, ya que el argumento puede resultar bastante rebuscado para los más chicos.
Frozen 2 le da respuesta a ciertas incógnitas que habían quedado pendientes, como los orígenes de los poderes de Elsa, cuyos conflictos personales son explorados desde otra perspectiva.
Pese a todo, si bien el conflicto central tiene un contenido más maduro, la intriga que presenta no es tan interesante y hasta resulta decepcionante el destino final que le dieron a una de las protagonistas.
En el terreno de la animación el film está a la altura de la entrega previa y presenta la calidad habitual de Disney, donde sobresale el diseño de las nuevas locaciones.
En el campo de la música es donde tal vez encuentra su mayor debilidad.
Si bien era imposible repetir un fenómeno como el de Let it Go, que se da una vez cada 20 años, las canciones de esta continuación son completamente olvidables y ninguna queda en la mente a la salida del cine.
Inclusive hay un exceso de secuencia musicales que resultan innecesarias, como los temas del tedioso muñeco Olaff y Kristoff, dos personajes que resultan una molestia en esta película.
Sobre todo por el hecho que sus momentos destacados interrumpen de un modo innecesario el desarrollo del conflicto que viven las hermanas que son las verdaderas figuras de Frozen.
La secuencia de Kristoff especialmente con su tributo a las baladas de los años ´80 te saca del contexto del universo de fantasía en el que se desarrolla el film y parece salida de otra producción.
Si tenemos en cuenta los antecedentes negativos que tuvieron las continuaciones de Disney, Frozen 2 al menos ofrece un espectáculo decente que contentará a los seguidores de la obra original, pese a que el conflicto central no es tan atractivo y enseguida queda en el olvido