Libre soy
Desde que tengo memoria y habiendo visto películas animadas desde muy chiquito, las pelis donde destacan esos cuadros musicales, donde la magia te sumerge al grado de emocionarte y salir fascinado con la animación de Walt Disney, pocas historias han logrado construir un mensaje tan potente en una inocente película como lo fue Frozen, con dos protagonistas que forman parte del panteón de las heroínas mas inspiradoras de la factoría del ratón.
En esta secuela con un guion con una necesidad narrativa mucho más seria, con momentos dramáticos muy dignos se destacan los cuadros musicales maravillosos harán que la experiencia sea tan grata como su antecesora. Párrafo aparte para la animación que honestamente cruza el límite de lo simple y se puede notar tanto en el agua como en la ondulación del cabello de los personajes. Si bien la primera película innovaba desde lo técnico, podemos traquilamente decir que la animación se encuentra en un punto de valoración insoslayable, volveremos a encontrar a todos esos queridos personajes que acompañaron a las hermanas Elsa (Idina Menzel) y Anna (Kristen Bell), que en esta ocasión irán de aventura por develar el pasado de Arendale (y propio), y quiero detenerme aquí a hablar del claro mensaje de Frozen 2 ya que Elsa ahora es reina y tiene esa necesidad latente de seguir una voz que sin ser interior la llama, una voz que solo ella escucha y que desatará quizás por casualidad unos espíritus enojados de un bosque encantado del norte, espíritus que tienen que ver con su identidad con enfrentar lo inevitable.
El crecimiento de Elsa en esta película sigue siendo de lo mejor de la saga. No es que Anna con todo ese empoderamiento y amor icondicional por su hermana sea menos interesante, pero hay momentos de Elsa que emocionan (sobre todo uno que no puedo contar sin spoilear) y hacen que uno empatice aún más, que entienda el mensaje que no es banal ni cursi, que es un personaje luchando por domar emociones que desconoce y que surgirá magnificada en un momento tan contundente como mágico con una canción quizás menos resonante que “Let It Go” pero que al menos a mí me fascinó.
Frozen 2 es una muy buena secuela, es la clase de película que me encantaría ver en familia y olvidarme de las obligaciones por un ratito, irme de aventuras con Kristoff, Sven y Olaff. Hay momentos para vivir la magia y soprenderse, vayan sin miedos, es imposible que no les guste la película, vivan el romance, vibren las canciones que son hermosas, ríanse con el mensaje de Olaff, que tal vez no es algo que los mas chicos entiendan pero de eso se tratan esta historias, llegan para que de grandes repasemos eso que de chicos no entendimos porque de grandes podemos entender todo, pero nos falta emocionarnos más. Hay momentos donde podés permitirte llorar, ya habrá tiempos para seguir odiando cosas y alzando el puño en las redes, pero date un respiro que es una linda película para ver en cine.