Nuevamente los amigos de Disney toman de base un cuento del genio de Hans Christian Andersen (creador de El Patito Feo, La Sirenita y mi favorito de todos los tiempos, El traje nuevo del Emperador, entre otros) para realizar una de sus películas animadas. Ya lo habían hecho en el 89 con La Sirenita, momento que marcó un regreso a la gloria de Disney, que venía de capa caída (hacía años que no pegaba un hit). La Sirenita fue un éxito que luego se afianzaría con la trilogía de La Bella y la Bestia, Aladín y El Rey León (si, estuvo la segunda peli de Bernardo y Bianca antes que eso, pero ni la contemos).
El punto es que, buscando inaugurar una nueva etapa de gloria, la megacorporación del ratón toma otra vez una obra de Andersen para su película, tratándose esta vez de La Reina de las Nieves, un cuento dentro de los más extensos del escritor. Y juzgando por como viene levantándola en pala esta película, la movida les resultó bastante bien, porque ya lleva recaudados unos 700 millones de dólares en todo el mundo (ya supera ampliamente a Enredados y a Ralph el Demoledor).
Frozen: Una aventura congelada
Complicada la posición de Elsa si al amigo se le ocurre ventilar…
Pero en este caso la adaptación es mucho mas libre que en otras oportunidades, ya que lo único que queda del cuento original es la nieve. Chris Buck (director de Tarzan) y Jennifer Lee (una de las guionistas de Ralph, El Demoledor) nos traen la historia de dos hermanas (Anna y Elsa, princesas ellas) de las cuales la mayor nació con incontrolables poderes sobre el hielo. Para evitar que se arme revuelo por esto, termina prácticamente recluída en su habitación durante toda su vida, hasta que sus padres (los reyes) mueren y ella tiene que aceptar la corona. Y ahí es donde todo se descontrola, sus poderes se manifiestan en público y tiene que huir hacia el bosque para no terminar linchada por el pueblo, ante la mirada atónita de su hermana menor.
Hasta acá (digamos que la primera mitad) la película está logradísima, a pesar de tener una sobre abundancia de musicales uno detrás del otro hasta llegar a esta parte, que terminan cansando bastante, pero son soportables. El efecto de los poderes de Anna es in-cre-i-ble, definitivamente lo mas logrado de la película y además una pesadilla para cualquier animador. Si en Valiente las loas se las llevaba la pelirroja cabellera de Mérida, acá el gran logro es el de las partículas de nieve y hielo en que se va manifestando su poder. El problema está en cómo seguimos desde acá.
Frozen: Una aventura congelada
En el palacio de hielo de Anna no precisan aire acondicionado, claramente
Lo que ocurre es que lo que en un primer momento era la historia principal (los poderes de Anna y su control sobre ellos) se desactiva para mudar el foco a Elsa y su quest para encontrar a su hermana, y ahí es donde empieza un poco la avalancha. A partir de este momento pasamos a todos los clichés típicos de cualquier historia de princesas: La búsqueda del verdadero amor, la dicotomía entre el galán príncipe y el galán laburante (no necesito decir con quien se queda, ¿no?), la corrida para salvarla de los distintos peligros (no quiero spoilear nada) y demás cuestiones. Es decir, lo que en un principio parecía estar mas orientado al origen de un villano (tal vez), de pronto vira para otro lado completamente distinto. De hecho el nudo inicial de la película y el que ocasionó todos los problemas que vemos (el control de los poderes de Anna) se resuelve en 10 segundos al final de la forma más ridícula posible. Es como si un escuadrón estuviera toda una película intentado desactivar una bomba y al final alguien dijera “Que salame, acá está el botón de power”.
Frozen: Una Aventura Congelada
Aquí podemos apreciar las pocas luces de Olaff
Lo que salva toda esta parte son las participaciones de Olaff, el hombre de nieve que cobra vida. Toda la movida marketinera de la película se hizo casi en su totalidad alrededor de este personaje, al punto que al menos yo creía que la película se iba a terminar tratando más sobre el amigo mágico hombre de nieve que sobre la bruja o cualquier otra cosa. Pero es realmente todo lo contrario. Olaff no aporta absolutamente nada a la trama central de la película, es un personaje completamente tercerón cuya única función es generar gags a lo largo de la segunda mitad de la historia. Y les funciona sorprendentemente bien, porque es sumamente gracioso todo lo que hace este personaje. Hay algunas secuencias que me sacaron carcajadas directamente. Y si, ya se que está insertado de forma absolutamente caprichosa con el único objetivo de lograr exactamente eso que estoy diciendo, pero bueno, cuando les sale bien, les sale bien.
Frozen
¿El hombre de las nieves?
En definitiva, la película termina con saldo positivo, pero no me pareció la GRAN nueva obra maestra de Disney, como la colocan en todos lados. Creo que si se hubieran animado a colocar a Anna como “princesa que se hace villana pero luego sale del lado oscuro” habría resultado mucho más interesante. Hacia ese destino parecía ir avanzando la historia, hasta que de pronto pega el volantazo. Igualmente me parece un muy buen paso hacia una “vuelta a los orígenes” de parte de Disney, que puede llegar a dar mayores frutos a futuro.
Y como cereza de la torta (o cubanito del helado, como para seguir con la temática de la peli) previo a la película (y siguiendo la tradición vuelta a imponer por Pixar hace añares) se puede ver el corto “Get a horse!” de Mickey Mouse, que busca rendir tributo a los orígenes del ratón en los primeros cortos del tío Walt. Lo único que no entiendo es a quien se le ocurre que la mejor forma de rendirle tributo es haciendo que los dibujos blanco y negro y en 2D terminen convirtiéndose a color y en 3D, cuando justamente esa transición es la que terminó asesinado a la animación clásica.
Frozen: Una Aventura Congelada
¿A mi solo me pareció que este viejecito tiene un aire a Stan Lee?
De hecho Disney misma decidió cerrar todo el departamento de animación 2D en el 2004 (después de Vacas Vaqueras) para dedicarse exclusivamente a la animación por computadora (aunque después vino La Princesa y el Sapo). O sea, al margen de que está buenísima toda la parte de la pelea entre Mickey y Pete, a mi la historia me parece más una reconstrucción de la muerte de la animación tradicional en manos del CGI que un tributo. Pero bueno, a lo mejor soy un poco rebuscado para estas cosas…