Pegame que me gusta El amigo Steve McQueen (el director, nada que ver con el clásico actor yanqui) tiene como marca registrada hacer películas intensas, viscerales, que se te quedan en el bocho después de verlas. Esto me pasó sobre todo con Hunger, su primer largometraje y el que propició el cruce de charco a Estados Unidos de Michael Fassbender. El tema es que, si bien 12 años de esclavitud sigue siendo intensa y visceral como las anteriores, todavía no estoy seguro si me gustó o no. Esto no me pasa con muchas películas, así que voy a aprovechar esto para intentar llegar a una conclusión. 12 Años de Esclavitud Hay ciertos temas que entran en la categoría de “sensibles”. Temas con los que no se jode. El caso más típico es el del genocidio perpetrado por los nazis en la segunda guerra mundial. Desde nuestras pampas podríamos sumar también los desaparecidos de la última dictadura. Y toda la época “oscura” de la esclavitud, para los norteamericanos (tienen un presidente de color, imagínense la vergüenza!) entra de lleno en esta categoría. En las historias de este último caso, en general los blancos son unos enfermos malvados y los negros son las víctimas que sufren sus suplicios. Pensando sobre esto es que de pronto se me revalorizó, por ejemplo, Django Unchained, la última película de Quentin Tarantino, porque ahí podemos tener la satisfacción que nunca jamás vemos en las otras películas sobre el mismo tema: Ver a los esclavizadores sufrir a manos de los esclavizados. Y viendo 12 años de esclavitud me queda mas claro que haber hecho esa película necesitó de más “eggs” de lo que creía. Una conclusión extraña, la verdad. Pero es parte de lo que mencioné antes: esta película te queda dando vueltas en la cabeza un laaaargo tiempo. Pero no todo es tan “standard” en la obra de McQueen, porque en este caso no solo nos estamos basando en una historia real (las favoritas de Goldstein), sino que además estamos ante un hombre que era libre y fue secuestrado por traficantes de esclavos. Básicamente lo que hicieron con el personaje de Chiwetel Ejiofor (un actorazo que se luce en cada papel que hace) es muy similar a lo que sucedió acá con los desaparecidos de la última dictadura militar. Directamente lo agarran, le dicen “sos un esclavo” y listo. Sin posibilidad de discusión. Sin ningún lugar a recurrir. Solomon Northup (el personaje en cuestión) es un desaparecido de los esclavizadores. Y así permaneció por 12 años, para su familia, sus hijos y sus amigos. Esto es lo más terrorífico que presenta la historia, nosotros sabemos que Solomon no “pertenece” ahí, y él también lo sabe y cada cosa que intenta para hacerse entender sobre eso es inútil y termina (como podemos suponer) en duros castigos. Toda la primer secuencia de la película, donde tenemos una breve aparición de Benedict Cumberbatch, hasta que Solomon cae en las garras de Edwin Epps (interpretado por Michael Fassbender) es muy interesante desde ese punto de vista. 12 Años de Esclavitud Hasta ese momento incluso pensé “Cómo se viene conteniendo McQueen!”. Lo mínimo que esperaba del director era ver vísceras flotando por los aires a partir de vejaciones constantes. Pero hablé muy tempranamente, porque luego de toda esta secuencia prácticamente caemos en la típica película sobre la esclavitud. El dueño desquiciado y sanguinario (Fassbender), los trabajos forzados, los latigazos constantes, el hacinamiento, la desesperanza. Todo sigue su curso hasta que, de alguna forma (como sabemos por el título de la película) Solomon recupera su libertad. Lo cual llega un poco por sorpresa, porque la historia viene avanzando con muy buen ritmo (si hay algo que le tengo que reconocer a McQueen es que sabe llevar adelante el ritmo de sus películas) y de pronto, de un segundo al otro, pasaron 12 años. Pero en el transcurso no se nota este terrible paso del tiempo. Vemos como van sucediendo las peripecias que debe sobrevivir Solomon pero no llegamos a intuir qué pasó todo ese tiempo. Si tuviera que ponerle un cálculo, por lo que me quedó de la película podría haber pasado un año como mucho. 12 Años de Esclavitud Pero igualmente eso no le quita fuerza al papel de Ejiofor, que deja la vida en cada escena. Hay secuencias en las que solo se ve su rostro en primeros planos dejando lucir su desesperación y desesperanza que son geniales. Cuando se rumoreaba que este muchacho podía llegar a ser el nuevo Doctor Who me hice pipí encima. Y acompañándolo tenemos al ídolo de Michael Fassbender, que le pone tanta energía a su “malo maloso” que prácticamente me dejó agotado de solo verlo. Los gestos que hace y los cambios de humor son realmente aterradores. El hecho de que nosotros sepamos que Solomon era libre aporta un punto de vista distinto sobre los hechos, pero si nos ponemos a pensar, salvo los nacidos en cautiverio, ¿no fueron todos los esclavos libres? Porque en la película pareciera que el único que tiene “derecho” a su libertad es Solomon, porque era un “norteamericano” libre. El resto de los esclavos casi pareciera que se merecen estar en ese lugar. Eso me llamó la atención, me imaginaba que en algún momento se iba a generar cierta empatía entre Solomon y el resto, pero siempre lo vemos como “el outsider”. 12 Años de Esclavitud Y después llegamos al final. Esto puede ser un mínimo e ínfimo spoiler, aviso por las dudas. Al final de la película, Solomon regresa a su familia y “The End”, la película termina. Viene toda una serie de placas donde nos cuentan cómo el Solomon original intentó llevar a juicio a quienes lo secuestraron en distintos estados, presentó evidencias de que secuestraban negros libres para esclavizarlos y luego dedicó su vida a pregonar sobre el abolicionismo de la esclavitud. Y nada mas. ¿Pero entonces me estás contando la historia de un esclavo que era libre, y solo me mostrás su esclavitud? Acá es donde tenemos una historia “disinta” para contar sobre el tema! ¿Cómo hace para regresar a su vida normal? ¿Cómo vuelve a relacionarse con su familia? ¿Cómo es que logra encontrar gente que lo apoye para llevar a juicio a sus secuestradores? Ni hablar de cómo es que logra llevarlo a cabo verdaderamente sin que le pegaran un tiro en la cabeza (no debe haber sido fácil). ¿Cómo vivió su familia todos esos años en que él no estuvo, por ejemplo? Por lo menos mostrame como hizo para dormir su primer noche libre! Ni siquiera nos muestran cómo cambió su visión de la vida misma luego de pasar tanto años en ese suplicio. Eso queda todo relegado a una serie de placas de texto, muchas puntas interesantes dejadas de lado para mostrar las laceraciones de los látigos. 12 Años de Esclavitud Pero algunos dirán “Bueno, el director está adaptando la novela y en la novela está escrito eso”. Y me parece perfecto, pero la novela no la leí y en definitiva, terminás encontrando exactamente lo que esperabas. ¿La película es fuerte? Si. ¿Tiene escenas crudas? Si. ¿Los esclavizadores son unos desalmados? Si. Y así podemos seguir. Si pensamos en otras películas que tratan el mismo tema, como Amistad (donde también tenemos a un hombre libre), El Color Púrpura o incluso la ya mencionada Django, 12 años de esclavitud cae en el lugar común. Eso no quita que sea un relato intenso e impactante, que probablemente te deje temblando luego de verla, pero creo que dándole vueltas a la historia podría haber aportado mucho más, como creo que sí hacen las antes mencionadas.
Algo importante a tener en cuenta para esta película, que es un poco obvio pero no está de más aclarar: Es ideal para fanáticos de Mary Poppins y/o de Disney y todo su mundo mágico. Si te encontrás en el extremo diametralmente opuesto de esto que acabo de mencionar definitivamente no es para vos. Esto es porque, como ya sabrán, estamos ante una película que en cierta medida trata sobre Walt Disney y el mundo de Disney realizada por la propia Disney. Así que si hay un lugar donde todo el brillo y la magia del mundo maravilloso va a estar es acá y probablemente termines con urticaria. Ahora, si sos fan acérrimo de Mary Poppins y te sabés todas las canciones de memoria la vas a pasar muy pero muy bien. En un principio podría parecer que la peli va a ahondar en lo que fue la producción de Mary Poppins, que tiene bastante tela para cortar, sobre todo con la tonelada de efectos especiales bastante revolucionarios para la época, y que aún hoy se la bancan. Pero no, la película parte de la premisa de contarnos la historia sobre como se logró cerrar la producción junto con P.L. Travers (con Emma Thompson afilada como siempre), la autora de los libros en que se basó el guión, que le dio al tío Walt y sus muchachos varios dolores de cabeza al momento de ceder los derechos. Con esto presente, vamos presenciando distintas historias a lo largo del film que van girando en torno a este nudo principal, todo siempre planteado con paralelismos hacia la peli de Mary Poppins, que para mi es donde está su mayor acierto. “Bueno familia, se terminó lo que se daba. A perseguir gallinas ahora” Por un lado está la relación de Travers con su padre (Collin Farrell), su vida pasando de estar en una buena posición económica a vivir en una casa en las afueras y como sus padres van manejando esta nueva situación. Acá tenemos el primer paralelo con Mary Poppins, en el cual el padre es una suerte de Sr. Banks a la inversa (o un Mary Poppins de la vida real), donde nos muestra como ser alguien jovial, divertido y tener siempre a flor de piel la imaginación puede traernos algunos problemas en el mundo real, y como eso se va marchitando a medida que avanza la historia y comienzan a surgir complicaciones, como temas monetarios o de salud. sueño-walt-disney-f10 “Vengan a mi niños. Vengan con el tío Walt, que les va a mostrar la magia de Disney…” Por el otro lado tenemos lo que ocurre en la actualidad (de la película) donde Walt Disney (con Tom Hanks bastante poco caracterizado) junto con el guionista y los dos compositores de Mary Poppins intentan acatar todos los cambios que Travers quería que se realizaran en el guión, pasando por pesadísimas reuniones en que se grababan todos los comentarios que Travers iba pidiendo. Esto parece un tanto exagerado por momentos, pero al final de la peli (durante los créditos) podemos escuchar el audio de una parte de las grabaciones originales, y nos podemos imaginar que muy probablemente la hayan tenido que remar mucho para llegar a buen puerto. Walt, en medio de la desesperación, se ofrece a saborearle la cotorra a Travers para que firme el contrato. En esta ocasión el paralelismo con Mary Poppins lo tenemos un poco más marcado, donde Travers es muy claramente el Sr. Banks (tirando cada tanto frases del personaje incluso) y Walt sería una especie de Mary Poppins, encargado de cambiarle la visión a una mujer muy apesadumbrada por su pasado y su propia creación. Por lo que la película va virando entre estas dos historia, entre pasado y presente, siempre haciendo foco en los dos “Sres. Banks” y como uno va perdiendo la jovialidad y otro va redescubriendo cierta alegría por vivir. Este punto al menos me pareció lo más interesante de la película, sobre todo porque ofrece una relectura sobre la Mary Poppins original, planteando que el nudo central no es Mary ayudando a los niños o uniendo a la familia, sino que (como lo dice el título original de esta película) su principal objetivo es salvar al Sr. Banks, que para cualquiera que la vimos de chicos siempre fue un personaje muy secundario y hasta irritante. sueño-walt-disney-f18 Lo banco A MORIR a Paul Giamatti en cualquier papel que haga. Todo esto ligado con innumerables referencias a la película Mary Poppins, tanto en las escenas del backstage como en la película misma, con frases de los personajes, melodías que suenan de fondo, reforzando así esto que comentaba antes del paralelismo entre la peli original y esta. Me sorprende como lograron contenerse de meter alguna escena medio mágica con animación o algo por el estilo. Esto me llamó la atención en general durante toda la película, donde tenemos también presente la magia de Disney, como no podía ser menos, pero en un nivel bastante más acotado de lo que me habría esperado. Durante varias escenas vemos como Walt intenta bombardearla con toda la disneyficación posible (le llena la habitación de su hotel de merchandising, la lleva a recorrer Disneylandia) y a Travers no se le mueve un pelo. Es más, constantemente realiza comentarios sarcásticos sobre la exageración que hacen con el tema y la falta de sutileza, por ejemplo sobre el mecanismo de Walt de repartir tarjetas “pre firmadas” a todo aquel que se le acerca a pedirle un autógrafo, la manía de colocar la imagen del ratón a absolutamente todo. o llamarse por los nombres de pila. Incluso en un diálogo entre los dos se blanquea que Travers ve a Disney como una mega corporación que va a ingerir su creación y digerirla solo para generar dividendos (algo que se ha dicho mucho sobre Disney como empresa), pero por supuesto el tío Walt se las devuelve todas con mucha cintura, y el resultado es una imagen ampliamente positiva. Es decir, la magia es mas fuerte. Bastante esclavizador Walt para tener a los muchachos toda la noche laburando Si bien era obvio que iba a ser bastante edulcorada, suma varias puntos cómo decidieron estructurar la historia, por lo que termina dentro de todo con un saldo positivo principalmente si, como dije al principio, no te genera rechazo la película de Mary Poppins. Si sos fan, definitivamente vas a querer volver a ver a full la peli original cuando termine esta.
Una inmensidad gris Si hay un tipo de películas que los amigos de Hollywood han explotado hasta el hartazgo es el de los estafadores o “con man”. Cada año se estrenan unas cuantas, que tienen mas o menos la misma estructura: Se planea un gran golpe (generalmente por circunstancias ajenas a los protagonistas), se reúne al equipo, se planifica, se ejecuta, en el medio las cosas comienzan a salir mal PERO hacia el final se viene el giro “inesperado” y en realidad era todo parte del plan. ¡What a twist! ¡No me la veía venir! Bueno, hacia esos lares es donde se embarca David O. Russell (o El loco David, como le decimos los amigos) para contar una historia que transcurre en plenos 70′s, cuyos involucrados son principalmente Christian Bale, Bradley Cooper y Amy Adams. Si, me faltó agregar el elemento del triángulo amoroso en este tipo de películas, que suele estar presente también y acá no es la excepción. Y además de todo eso, tenemos que el personaje de Bradley Cooper es el policía encargado de llevar a la justicia a nuestros malhechores. No dejó nada afuera el loco David. Escándalo Americano Bradley Cooper con sus rizos y Christian Bale modificando su masa corporal por 432da vez. El tema es que, si bien tenemos todos los ingredientes típicos, Russell pela el libro de recetas secreto de la abuela y comienza a combinarlos de formas bastante diferentes a la tradicional peli de estafadores, colocando el foco principalmente en la relación entre estos tres personajes dentro del contexto bastante complicado en el que tienen lugar. En general vemos como los perfiles de los protagonistas no caen dentro de los moldes típicos, donde los políticos no son súper corruptos, los policías está mas pendiente de hacerse famosos con un arresto estrella que de hacer cumplir la ley y quienes supuestamente la tienen clara en lo que hacen observan como todo se les va de la mano. Al principio tarda bastante en comenzar a armarse la historia. Se toma su tiempo en presentarnos a los personajes y marcar muy bien las relaciones entre ellos lo cual, si bien hace que toda esta primera mitad se torne por momentos un poco densa o empantanada (como si la historia no avanzara hacia ningún lado), luego comienza a tomar mucho más ritmo y vemos como cobra su fruto todo lo que se fue amansado antes lentamente. El principal problema que encuentro con la película es este justamente, que por momentos no se sabe bien hacia donde quiere ir con la relación de los tres protagonistas. Al menos hasta que llega a la segunda mitad. Escándalo Americano Otro de los sub plots sin sentido: El esmalte de Jennifer Lawrence También hay ciertas cosas que Russell incluye que parecieran ser más caprichos suyos que aportes verdaderos a la trama. Las voces en off de Bale y Adams por ejemplo, con las que comienza la película (dando la sensación de que vamos a tener el relato de los protagonistas de fondo, al mejor estilo Scorseseano), por momentos desaparecen completamente, como si se hubieran olvidado que tenían que estar. Hay una historia sobre unos pescadores en hielo que cuenta el jefe de Cooper que no aporta nada, o escenas como la de Jennifer Lawrence limpiando su casa con Live or Let Die de fondo, que más que producir algún efecto sobre el estado mental de la muchacha (supongo que la razón por la cual incluyeron la escena) te dejan con un “¿Lo qué?” en la cabeza. La setentosidad también está muy presente en toda la película y creo que es uno de los principales atractivos que tiene. Se vislumbran esos setentas apesadumbrados, donde el imaginario del american way of life ya quedó destruido y en los cuales todos se encuentran justamente luchando o presionando (el “hustle” del título original podría encajar acá) para salir adelante de la forma que sea posible. Al menos este aspecto me pareció muy logrado en general, condimentado con distintos puntos de la trama que no quiero spoilear pero que trataremos en el podcast 63. Escándalo Americano Amy Adams no usó ñocorpi en toda la película. Bien por ella. Al margen de que me parece que la película viene un poco sobrevalorada y con mucho inflador (“El lado luminoso de la vida”, la última película de Russel, sin ser perfecta me resultó más interesante) se nota un esfuerzo por esquivar los lugares comunes (algunos al menos) y a los personajes obvios y predecibles. Hay una escena donde el personaje de Bale le dice a Cooper que el mundo no es “blanco y negro” como él piensa, sino que está repleto de “muchos grises”. Esto prácticamente podría definir a toda la película, una inmensidad gris donde no hay buenos y malos claramente definidos, donde encontramos seres humanos que, luchando por alcanzar sus metas, deben embarrarse un poco y tal vez tomar decisiones que no son las correctas, pero son las únicas que tienen a mano (el personaje de Renner me resultó especialmente interesante por este punto). Creo que es acá donde se encuentra la mayor fortaleza de la película. En eso y en los generosos escotes de Amy Adams, por supuesto.
‘El Lobo de Wall Street’: Merca cinéfila de la mejor Ahora sí, este es el Scorsese que a mi me gusta! Mala leche, descontrolado, y sobre todo, apto para mayores de 18;). El Lobo de Wall Street no solo es un historia sobre los excesos de Jordan Belfort (la película está basada en su biografía), un corredor de bolsa que amasó una fortuna vendiendo acciones y realizando movimientos bursátiles de escasa legalidad mientras en el medio se la pasaba enfiestado con merca y minas a mas no poder. Wolfie (como le decimos los amigos) es un gigantesco exceso de absolutamente todos los involucrados en la producción, empezando por Martin Scorsese. ¿Y ustedes? ¿Cuantas manuelas se hacen por semana? Con esta película el Martincho se baja los lompas, pela el sogan y dice “Muchachos, acá el que la tiene mas grande claramente soy yo” y se manda un relato épico de 3 horas de duración donde se da absolutamente todos los gustos, desde tomarse 10 minutos para que Di Caprio logre subir a un auto hasta hacer una analogía entre la droga y la espinaca de Popeye. Absolutamente toda la película tiene el sello del mejor Scorsese (bah, el que a mi más me gusta) con una mezcla de Aviador, Casino y Buenos Muchachos que es simplemente demoledora. La película está repleta de diálogos y pasajes memorables, en el medio de una historia que es ampliamente polémica, pero que no es el típico drama o policial como en los otros títulos que mencioné. Acá estamos ante una comedia con todas las letras, con momentos que llegaron a sacarme una carcajada, donde Scorsese demuestra que tiene un timing magnífico para ese género y donde, una vez mas, muestra que son todos pichis al lado de él. La estructura de “Joven pobre y ambicioso logra subir hasta la cima para luego caer” la hemos visto infinitas veces (En su época Michael J. Fox debe haber hecho como 5 de esas) pero no recuerdo ninguna tan pasada de rosca como esta. Y no solo eso, sino que tenga el punto de vista que nos muestran acá, donde el que cuenta toda la historia es el propio Belfort. Y fiel a su personalidad (o a la de la película, digamos) no tienen ni un ápice de moralina o de aprendizaje sobre el bien o el mal o nada parecido. Él te cuenta lo grosso que era por como le sacaba miles de dólares a incautos que buscaban hacerse ricos de la noche a la mañana, y como gastaba eso en fiestas locas constantemente. Y lo bien que la pasaba y como la disfrutó y lo poco que se arrepiente de eso. Belfort te dice “Flaco, vos que laburás 8 horas por día sos un gil, la posta es esta”. Y se te caga de risa en la cara. Y todo eso es posible gracias a Leonardo Di Caprio, otro de los que dan rienda suelta al exceso absoluto en una actuación devastadora. Ya sabemos todos que Scorsese es uno de los grandes directores de actores que quedan en Hollywood, un tipo que hace actuar bien hasta a las piedras. Pero acá vemos también lo que ocurre cuando se juntan un genio del calibre del tincho con alguien como Di Caprio frente a él. Y el resultado es un actor que deja la vida en cada escena. Me agotó a mi ver los huevos que pone el tipo en cada minuto de pantalla, sobre todo en los discursos con lo que “motiva” a sus vendedores. Ya mismo pongo este papel a la altura del de Travis Bickle interpretado por De Niro en Taxi Driver sin dudarlo un segundo. ¿Te gustó lo que hizo en Aviador o en los Infiltrados? Acá le da mil vueltas y se consagra más todavía de lo que ya estaba. Pero no es el único, porque el resto del reparto también deja brotar un exceso de actuación impresionante, sobre todo Jonah Hill. Es increíble la diferencia que hace un papel en la vida de un actor. Si bien ya venía sumando puntos después de Moneyball, acá ya se consagra directamente. Tranquilamente puede no hacer más el papel de gordito salame medio fumón en el que quedó encasillado desde Superbad y ponerse a encarnar otro tipo de papeles. Tiene escenas donde se la banca frente a Di Caprio incluso, al igual que el resto del cast principal. Todos brillan, ninguno desentona. Es la magia de Scorsese. Como dijo Barzini cuando nos pusimos a hablar de esta película, ya se postula para una de las mejores del año. Quienes sean oyentes del podcast sabrán que prácticamente el 99% de las películas me parecen largas y que a todas les sacaría algo. Bueno, tranquilamente puedo sumar El Lobo de Wall Street al pequeño panteón de películas largas que, para mi, se la bancan de principio a fin sin sobrarle ni un segundo (en ese lugar tengo títulos como Ben-Hur y Lo que el viento se llevó, por si les sirve de comparación). Puede ser que cuando te quieras levantar de la butaca en el cine tengas un toque dormidas las piernas y te duela alguna nalga, pero ni a palos te vas a arrepentir de haber visto esta película. Una nueva genialidad con la que Scorsese siguen dando cátedra y afianza su lugar en el panteón de los grandes directores de toda la historia.
Que temita este de las adaptaciones, eh. Siempre está presente esa dicotomía entre la fidelidad a la obra original y la adaptación en sí para el traspaso al cine. Personalmente soy de la creencia de que todo puede ser adaptado perfectamente, siempre y cuando se busque un punto de vista para la adaptación, encontrando la esencia de la obra original y luego haciendo los cambios que el guión precise. No suelo ser fanático de las adaptaciones totalmente literales, sino de las que ofrecen una nueva mirada sobre la historia. Esto siempre hablando de obras que uno conozca de antemano, obvio. Cuando no leímos el libro original no se aplica. Lo que no conocemos no puede dañarnos, no? Por eso es que cosas como meter a Gandalf viajando a Dol Guldur cuando en la novela original de El Hobbit eso no está me parece perfecto, porque suma a la historia (además de darle minutos extra a Jackson para estirar la trilogía, pero ese es otro tema. Pueden escuchar más sobre en el Podcast 61). A lo que voy con todo esto es que cuando leí la novela de El Juego de Ender de Orson Scott Card (hace un par de años ya) lo que más me pegó fue la sensación de opresión, de desgaste, de desesperanza incluso que atraviesa Ender Wiggin a lo largo de todo su entrenamiento. Todo el trabajo psicológico que hacen con él, como lo aíslan y como comienza a perder cierta fe en su propia humanidad son lo más interesante de la novela (al margen de otros subplots que no vienen al caso). El tema acá es que la película jamás me transmitió eso. El Juego de Ender Creo que luego de ver la peli podemos implementar la frase “Cara de Ender” El contexto de El Juego de Ender da a full para una película (lo iba pensando mientras la leía): Sociedad militarizada, donde el principal objetivo de los niños es lograr ingresar a la academia militar para así luchar contra los Insectores (Formics en la película) a través de un plan de entrenamiento sumamente riguroso. Acá es donde entra en acción Ender, quien se destaca como estratega entre los demás niños y es llevado a la academia para convertirse en el futuro comandante de toda la flota espacial en contra de los invasores. Este entrenamiento consiste, en mayor medida, en enfrentamientos entre bandos en un campo de cero gravedad, donde la estrategia es la mayor arma. Da recontra a full para película. El problema está en lo poco que hicieron foco en lo que comentaba antes. Por un lado el hecho de que Ender sea mucho mayor (en el libro tendrá unos 6 o 7 años cuando va a la academia) le quita mucho efecto a los suplicios que le hacen atravesar, que además en la película son ínfimos. Juzgando por lo que se ve en pantalla, Ender pasará unos… dos o tres meses entrenando en la academia. Tiene un par de batallas y lo van pasando de bando en bando así nomás, cuando en la novela está años entrenando y aprendiendo y, por consiguiente, sufriendo y siendo psicopateado por el Coronel Graff y sus secuaces. Si bien algo del sufrimiento de Ender está de alguna manera presente en pantalla, se termina desvaneciendo, pierde fuerza, se diluye a lo largo del film que pareciera estar corriendo todo el tiempo para terminar rápido y pasar a otra cosa. Viendo la película parece mucho más fácil recibirse de Comandante en esa escuela militar que de cualquier carrera en la UBA… El Juego Ender Ender Y Rackjam se encuentra nuevamente luego de Hugo Cabret. JA! A que nadie se acordaba… Nada de lo que sucede en la historia es ganado por los personajes. Ascensos, amistades, victorias, todo parece ocurrir por suerte o casualidad. Ender habla dos palabras con cada uno de los otros niños y de pronto son amigos de toda la vida, se ve una sola vez con otros y se convierten en enemigos acérrimos con todo el odio del mundo. Y así va transcurriendo todo, sin crecimiento, sin aprendizaje, un simple paseo de un punto al otro de la trama para poder continuar a la siguiente escena. Ojo, no digo que esperaba un drama existencial, definitivamente sabía que no era el camino para el que iban a ir. Pero incluso las batallas en zero gravedad son súper flojas, tienen muy poca emoción y sobre todo se pierde el crecimiento de Ender como estratega, algo que en la novela es primordial. En el libro Ender termina siendo una especie de Sherlock Holmes del análisis del campo de batalla, detallando los puntos fuertes y las vulnerabilidades y armando distintos planes según la situación. Lo que leés en la novela es infinitamente más emocionante que lo que terminaron trasladando a la pantalla. juego-ender-f4 YA quiero jugar un partidito en ese campo. YA. Pero como decía al principio, el tema esta en la adaptación y sobre todo en el conocimiento previo de la obra. Yo creo que a quien no haya leído la novela le puede llegar a gustar. No me parece que llegue a empatizar demasiado con los personajes y muy seguramente no entienda mucho del final, pero por mas que esos puntos que destaqué como lo más interesante de la novela están muy flojos en la película, al menos están, y eso puede marcar la diferencia.
Nuevamente los amigos de Disney toman de base un cuento del genio de Hans Christian Andersen (creador de El Patito Feo, La Sirenita y mi favorito de todos los tiempos, El traje nuevo del Emperador, entre otros) para realizar una de sus películas animadas. Ya lo habían hecho en el 89 con La Sirenita, momento que marcó un regreso a la gloria de Disney, que venía de capa caída (hacía años que no pegaba un hit). La Sirenita fue un éxito que luego se afianzaría con la trilogía de La Bella y la Bestia, Aladín y El Rey León (si, estuvo la segunda peli de Bernardo y Bianca antes que eso, pero ni la contemos). El punto es que, buscando inaugurar una nueva etapa de gloria, la megacorporación del ratón toma otra vez una obra de Andersen para su película, tratándose esta vez de La Reina de las Nieves, un cuento dentro de los más extensos del escritor. Y juzgando por como viene levantándola en pala esta película, la movida les resultó bastante bien, porque ya lleva recaudados unos 700 millones de dólares en todo el mundo (ya supera ampliamente a Enredados y a Ralph el Demoledor). Frozen: Una aventura congelada Complicada la posición de Elsa si al amigo se le ocurre ventilar… Pero en este caso la adaptación es mucho mas libre que en otras oportunidades, ya que lo único que queda del cuento original es la nieve. Chris Buck (director de Tarzan) y Jennifer Lee (una de las guionistas de Ralph, El Demoledor) nos traen la historia de dos hermanas (Anna y Elsa, princesas ellas) de las cuales la mayor nació con incontrolables poderes sobre el hielo. Para evitar que se arme revuelo por esto, termina prácticamente recluída en su habitación durante toda su vida, hasta que sus padres (los reyes) mueren y ella tiene que aceptar la corona. Y ahí es donde todo se descontrola, sus poderes se manifiestan en público y tiene que huir hacia el bosque para no terminar linchada por el pueblo, ante la mirada atónita de su hermana menor. Hasta acá (digamos que la primera mitad) la película está logradísima, a pesar de tener una sobre abundancia de musicales uno detrás del otro hasta llegar a esta parte, que terminan cansando bastante, pero son soportables. El efecto de los poderes de Anna es in-cre-i-ble, definitivamente lo mas logrado de la película y además una pesadilla para cualquier animador. Si en Valiente las loas se las llevaba la pelirroja cabellera de Mérida, acá el gran logro es el de las partículas de nieve y hielo en que se va manifestando su poder. El problema está en cómo seguimos desde acá. Frozen: Una aventura congelada En el palacio de hielo de Anna no precisan aire acondicionado, claramente Lo que ocurre es que lo que en un primer momento era la historia principal (los poderes de Anna y su control sobre ellos) se desactiva para mudar el foco a Elsa y su quest para encontrar a su hermana, y ahí es donde empieza un poco la avalancha. A partir de este momento pasamos a todos los clichés típicos de cualquier historia de princesas: La búsqueda del verdadero amor, la dicotomía entre el galán príncipe y el galán laburante (no necesito decir con quien se queda, ¿no?), la corrida para salvarla de los distintos peligros (no quiero spoilear nada) y demás cuestiones. Es decir, lo que en un principio parecía estar mas orientado al origen de un villano (tal vez), de pronto vira para otro lado completamente distinto. De hecho el nudo inicial de la película y el que ocasionó todos los problemas que vemos (el control de los poderes de Anna) se resuelve en 10 segundos al final de la forma más ridícula posible. Es como si un escuadrón estuviera toda una película intentado desactivar una bomba y al final alguien dijera “Que salame, acá está el botón de power”. Frozen: Una Aventura Congelada Aquí podemos apreciar las pocas luces de Olaff Lo que salva toda esta parte son las participaciones de Olaff, el hombre de nieve que cobra vida. Toda la movida marketinera de la película se hizo casi en su totalidad alrededor de este personaje, al punto que al menos yo creía que la película se iba a terminar tratando más sobre el amigo mágico hombre de nieve que sobre la bruja o cualquier otra cosa. Pero es realmente todo lo contrario. Olaff no aporta absolutamente nada a la trama central de la película, es un personaje completamente tercerón cuya única función es generar gags a lo largo de la segunda mitad de la historia. Y les funciona sorprendentemente bien, porque es sumamente gracioso todo lo que hace este personaje. Hay algunas secuencias que me sacaron carcajadas directamente. Y si, ya se que está insertado de forma absolutamente caprichosa con el único objetivo de lograr exactamente eso que estoy diciendo, pero bueno, cuando les sale bien, les sale bien. Frozen ¿El hombre de las nieves? En definitiva, la película termina con saldo positivo, pero no me pareció la GRAN nueva obra maestra de Disney, como la colocan en todos lados. Creo que si se hubieran animado a colocar a Anna como “princesa que se hace villana pero luego sale del lado oscuro” habría resultado mucho más interesante. Hacia ese destino parecía ir avanzando la historia, hasta que de pronto pega el volantazo. Igualmente me parece un muy buen paso hacia una “vuelta a los orígenes” de parte de Disney, que puede llegar a dar mayores frutos a futuro. Y como cereza de la torta (o cubanito del helado, como para seguir con la temática de la peli) previo a la película (y siguiendo la tradición vuelta a imponer por Pixar hace añares) se puede ver el corto “Get a horse!” de Mickey Mouse, que busca rendir tributo a los orígenes del ratón en los primeros cortos del tío Walt. Lo único que no entiendo es a quien se le ocurre que la mejor forma de rendirle tributo es haciendo que los dibujos blanco y negro y en 2D terminen convirtiéndose a color y en 3D, cuando justamente esa transición es la que terminó asesinado a la animación clásica. Frozen: Una Aventura Congelada ¿A mi solo me pareció que este viejecito tiene un aire a Stan Lee? De hecho Disney misma decidió cerrar todo el departamento de animación 2D en el 2004 (después de Vacas Vaqueras) para dedicarse exclusivamente a la animación por computadora (aunque después vino La Princesa y el Sapo). O sea, al margen de que está buenísima toda la parte de la pelea entre Mickey y Pete, a mi la historia me parece más una reconstrucción de la muerte de la animación tradicional en manos del CGI que un tributo. Pero bueno, a lo mejor soy un poco rebuscado para estas cosas…
Cuando una película, de un día para el otro, pasa a ser "la favorita" de todo el mundo para todos los premios, yo empiezo a sospechar. Si, a veces soy un prejuicioso, pero bueno, me hago cargo. Y encima te dicen que es en blanco y negro, que está en proporción 4:3, que es muda, que está filmada como una película de la década del 20, y ahí las sospechas comienzan a ascender a niveles conspirativos, y empieza a gestarse la imagen mental de un conjunto de ingredientes pretenciosos pensados para que le guste "a los que entregan premios", donde se rinde homenaje a los años dorados de hollywood en una película intrascendente filmada como en esa época. Todo esto, obvio, reforzado por un trailer que presenta una historia de amor hiper tradicional y, encima, muda. Por suerte, la película no está ni remotamente cerca de esos preconceptos, ni del espantoso trailer en el cual no se ve ni un atisbo de todos sus puntos fuertes. Si le hiciéramos caso al trailer, por ejemplo, deberíamos encontrarnos con una historia romántica en la cual el punto central es la relación de George Valentin (Jean Dujardin, y no, no es casual la elección de Valentin como apellido) súper estrella del cine mudo, que se enamora de la joven actriz Peppy Miller (Bérénice Bejo) que termina convirtiéndose en la gran estrella del cine sonoro (las "talkies") y termina desbarrancando a Valentin del podio y de la industria. O sea, mas o menos una historia romántica clásica, pero muda, filmada en el 2011 como si fuera 1920. Y este es el punto engañoso, que puede llevar a muchos a creer lo que no es. Lo primero que hay que tirar abajo es la definición de esta película como "muda". Bueno, no lo es. Películas mudas son La marca del Zorro de Douglas Fairbanks o El chico de Chaplín. El artista no es una película muda, es una película sobre el cine mudo y el cine sonoro. Parece lo mismo, pero no lo es. No es una película romántica, eso es una excusa. El punto central es el mayor cambio de paradigma de la industria del cine, mucho mayor que el del traspaso a color, y ni hablar del bendito 3D. Es sobre el estrellato, tanto del ascenso como de la caída. Es sobre tenerlo todo y perderlo. Es sobre el negocio de la industria, la desesperación, el orgullo, la esperanza, el amor. Pero sobre todo, es una película sobre el sonido. En el último pocast (el 39) comentaba que, a priori, el hecho de realizar una película muda me parecía un mero capricho estético para decir "soy re loco, hago una película muda", y que dudaba bastante que se viera justificado en la pantalla. Y puedo decir, con mucha elegancia, que me cerraron soberanamente el upite. El sonido no es una excusa ni un efecto más, es un actor principal. Es el villano, o el anti-héroe, según como se lo mire, que tiene todas las de ganar. Durante toda la película lo más relevante es el sonido (o, mejor dicho, su ausencia), la relación de todos los personajes a su alrededor, los conflictos que desencadena, las situaciones que resuelve. Sin casi aparecer "auditivamente", está siempre presente de alguna u otra forma, acechando, y afectando todo el desarrollo de la trama a lo largo de la película. Es por esto que digo que no es una película "muda", porque la decisión de que el sonido esté o no presente está completamente reforzada por la historia. Todos están formidables en esta película, desde Jean Dujardin hasta Uggie, el perrito. Todos logran equilibrar el estilo de actuación de la época, con gestos exagerados y sobreactuados para compensar la falta de sonido, pero sin perder por eso naturalidad en sus papeles. Tal vez cuesta un poco al principio acostumbrarse a la película y a sus protagonistas, pero es apenas una leve sensación al comienzo. Pero el mas grosso, el que se zarpa realmente, el que te va a volar la peluca y te va hacer bajar los lienzos es Ludovic Bource con su banda de sonido. Porque esta ausencia de sonido implica que la música tiene que estar presente durante todo el desarrollo de la película, y no solo de fondo o para enfatizar lo que se ve en pantalla, sino directamente para conformar y transmitir lo que estamos viendo. Es Bource con su música el que le da el tono, la potencia, la verdadera carga emocional a todo lo que vemos en pantalla, logrando alcanzar momentos verdaderamente notables. Al contrario de los demás nominados en la categoría, en esta ocasión la banda de sonido es el 50% de la película, es el elemento fundamental que termina de darle sentido a todo el relato. Sin banda de sonido no existe El Artista, y sin una tan bien construida como esta es poco probable que se hubieran logrado tan buenos resultados. Definitivamente, si hay una categoría que tiene que ser una fija, es la de Banda de sonido original para el amigo Ludovico. Si este muchacho no se lleva la estatuilla, incendio el Kodak Teatre. Ahora, ¿qué pasa con el resto? Y, hay varias que casi diría que son fijas. Todavía no vi todas las nominadas, pero en Vestuario, Dirección de arte, Dirección de fotografía, Mejor guión original y la ya mencionada de Banda de sonido original es muy difícil que le hagan sombra. Después Actor y Actriz de reparto podría llegar a estar mas peleada (más la segunda que la primera) pero me tiraría casi un 80% para el lado de El Artista. Y en las principales (Mejor director y Mejor película) la veo un poco más complicada frente a Scorsese y Hugo Cabret, respectivamente. Sería la elección obvia, y últimamente los muchachos de la academia parecen querer ir contra la corriente, y sobre todo separarse de los Globos de Oro. Habrá que ver. No es fácil encontrar una película que cierre por todos lados. Y menos cuando tiene una propuesta arriesgada como esta (que cambio desde el comienzo de la nota). La mejor forma que encuentro de describir la sensación de terminar de verla es… placer. Es un placer ver esta película. No es de esas que te vuelan la cabeza o que termina garpando por un mero "twist" al final. Es una película cuyo visionado te produce una sensación… agradable, salís del cine con una enorme sonrisa y con total satisfacción. Y lo más loco (y el mayor hallazgo de esta película) es que eso se logre despojando al cine de todos los adelantos tecnológicos de los últimos 80 años que, supuestamente, sirvieron para mejorar la experiencia del público. A lo mejor Hitchcock tenía razón, y las películas mudas sí sean la forma más pura de cine.
Es jodido ser George Clooney. No, en serio, es jodido jodido. Bah, no exactamente George Clooney, en realidad es jodido ser Matt King, el personaje que Clooney interpreta en Los Descendientes. El tipo no gana para disgustos. Mira: Su esposa tiene un accidente que la deja en coma, lo que produce un ataque de rebeldía en su hija menor, situación con la cual no tiene idea cómo lidiar, pero que no sería tan grave si la relación con su hija mayor no fuera completamente destructiva; si sus primos no lo estuvieran apretando para que vendiera un importante terreno de la familia y su suegro no lo culpara completamente del accidente de su. Uffff. Te dije que era jodido (y eso que no te conté todo). Ahora bien, ¿cómo hace el amigo Matt para solucionar todo esto? Bueno, eso es lo que nos cuenta Alexander Payne a lo largo de la película.
A ver, les tiro el plot para una película sobre deportes y ustedes me dicen cuál es: Tenemos un equipo chico de baseball que está en las últimas, abajo de todo, sin un atisbo de esperanza. No la pega ni con cemento de contacto. El horizonte es completamente oscuro. Aparece un tipo que cree poder salvarlo pero, por supuesto, nadie cree en él. El equipo es de lo peor, todos hablan pestes, es el hazmerreír de la liga. Pero el tipo es testarudo, cree plenamente en sus ideas, por lo que, tarde o temprano, cuando todo parece perdido, la cosa cambia, sus planes comienzan a funcionar y, al final, todo sale relativamente bien, todo el mundo habla maravillas del equipo, ¡es un milagro! y todos terminan felices y contentos. ¿Cuál es la película? Nop, no es ninguna de las 200 películas sobre baseball que hizo Kevin Costner. Tampoco es Major League. Nop, ni The Rookie ni The Natural. No no, no es Mr. Baseball. Eeemh… en esa también está Kevin Costner.
Un poema vampírico Un joven introvertido, un tanto apático y solitario, hijo de padres divorciados y con algunos problemas de adaptación, conoce a una joven parecida a él, misteriosa pero atrayente a la vez. Una relación comienza a crecer entre los dos, aunque indefinida y poco clara. Ella intenta alejarse, para no lastimarlo. El no entiende por qué actúa tan extraño, hasta que descubre la verdad: ella es un vampiro. Si piensan que este planteo les resulta muy similar a Crepúsculo, así es, pero el resultado final es el extremo opuesto. Eli (Lina Leandersson) es una niña de 12 años que, como ella dice, ha tenido esa edad durante mucho tiempo. No sabemos cómo llegó a su situación actual, ni tampoco sabemos qué le depara el futuro; simplemente vemos como finaliza una etapa y comienza una nueva. Lo mismo sucede con Oskar (Kåre Hedebrant), el joven de quien se enamora, que poco a poco se va introduciendo en su mundo y pasa a formar parte de su vida. Somos testigos de muchas otras transiciones, además. Las de Eli y Oskar son las más obvias. Pero también presenciamos cómo varios de los habitantes de este pequeño pueblo de Estocolmo son víctimas y victimarios de lo que sucede alrededor de estos dos niños. No hay malos y buenos, cada uno sigue su “naturaleza”, su forma de ser, y las consecuencias que eso les acarrea. Porque ciertamente cada uno de los personajes que encontramos en esta película es artífice de su propio destino. Acá no van a ver al típico vampiro cazador de cuellos desprevenidos de los cuales alimentarse, ni hordas de individuos con antorchas y estacas buscando cazar al ser en cuestión. La historia refleja un típico pueblito con sus típicos habitantes, entre los que se inserta un elemento extraño y fuera de lo común pero que de todas maneras se integra a la forma de vida reinante. Todo se da de forma natural, la llegada de Eli al pueblo, el encuentro con Oskar, las situaciones que van viviendo juntos; nada es forzado o tirado de los pelos. Es natural al punto en que nos resulta más chocante un hombre que vive con decenas de gatos en su casa o la saña que muestran tres chicos del colegio para con Oskar, que el hecho de que Eli sea un vampiro y su cuerpo se descomponga lentamente a medida que se va quedando sin reservas de sangre. Y esto no es un logro menor. Algo más que chupasangres ¿Es verdaderamente una película sobre vampiros, o es esto una simple excusa para contar una historia romántica como tantas otras? ¿Es posible catalogar a una película como vampírica cuando esta característica de uno de sus protagonistas es apenas un elemento más de la trama, pero de ninguna manera el principal? Absolutamente. Y es acá donde reside el punto máximo de este film. Logra transmitir todo el clima romántico-depresivo que forma parte esencial de toda historia vampírica, pero sin hacerlo de la manera superficial y obvia a la que estamos acostumbrados. Toda la trama se construye por medio de una plétora de sutilezas, como los increíbles gestos y miradas entre Eli y Oskar (con magníficas actuaciones de Lina Leandersson y Kåre Hedebrant), los largos planos estáticos, los eternos momentos de silencio (presencia fundamental a lo largo de toda la película) y la nieve, infinita e imperturbable. Sin embargo, eso no quiere decir que no encontremos escenas de extrema crudeza. Al contrario, están presentes a montones a lo largo del film. Pero dentro del contexto en que se encuentran cobran un significado completamente distinto al de la película de vampiros promedio. Eli es lo que es, no reniega ni se vanagloria de su condición. Simplemente se presenta como un ser vivo que necesita de sangre para sobrevivir. Y hace lo que tiene que hacer. No demuestra placer en ello, pero tampoco el desdén o la tortura a la que nos tiene acostumbrados Hollywood. No es un alma en pena perseguida por su condición, simplemente demuestra la resignación de aceptar su realidad, al igual que Oskar y sus problemas en el colegio o el resto de los habitantes con sus trabajos, parejas y problemas cotidianos. Lo único que pueden hacer al respecto es decidir a quién dejan entrar a sus vidas que puedan marcar la diferencia. Oskar, un muchachito con... algunos problemitas Oskar, un muchachito con... algunos problemitas Y es que el título original (“Let the right one in”, algo así como “Deja al correcto entrar”) resume de manera muy certera el punto central de toda la película. No se trata de quienes se cruzan en tu camino, ni de quienes te atacan, quienes te quieren o quienes te odian, sino de a quienes dejas que entren en tu vida, te conozcan como verdaderamente sos y pasen a formar parte de tu existencia. El mito antiguo de que los vampiros necesitan ser invitados para poder acceder a la casa de cualquier persona es re-significado desde el punto de vista en que es Eli, desde el comienzo, quien debe decidir cuál es la persona correcta para entrar a su vida y compartir con ella sus secretos y sus miserias. Nada más alejado que “Criatura de la noche” para describir este film. Made in Sweden Por supuesto, gran parte de la gloria la merece la excelente dirección de Tomas Alfredson, que con un ritmo extremadamente pausado y encuadres muy meticulosos dio vida de manera magnífica al guión de John Ajvide Lindqvist, quien además es el autor de la novela original en la que se basa la película. Con más de 50 premios a lo largo de todo el mundo, no es raro que le haya valido al director un pase directo a Hollywood, donde ya comenzó la pre producción de “The Danish Girl”, una nueva película protagonizada por Nicole Kidman y Gwyneth Paltrow. Lo cierto es que hay que agradecerle a los suecos habernos brindado una película de vampiros diferente. Quienes estén buscando el gore o la acción trepidante típicas del género ciertamente van a sentirse defraudados. Esta es una película que se toma su tiempo para establecer los climas pertinentes y mostrar las reacciones y sentimientos de todos sus personajes. Todo es retribuido, ninguna escena sobra, ninguna mirada, ningún gesto, pero todo ocurre a su debido tiempo. Definitivamente es una película que no va a pasar desapercibida y el personaje de Eli te va a quedar grabado en la retina. Y si tenés alguna duda, preguntale a Oskar.