Todos sabemos que el oscar ha sido injusto muchos años, tanto con los actores como con las películas. Apenas el año pasado, una de las grandes polémicas fue la coronación de Valiente como mejor película animada, por encima de Ralph el Demoledor, que a juicio de muchos (incluído el mío), era mejor que la mencionada. Ahora, en un año muy flojo en cuanto a películas infantiles, no sorprendería nada que incluso ganara alguna película extranjera, pero por lo conservador del jurado de la academia, son nacionalistas y por lo tanto ganará una película de animación norteamericana.
Elsa y Ana son las hijas de un rey. La primera, está destinada a ser reina, mientras que la segunda, se divierte con los poderes de hielo de su hermana mayor. Un día sin embargo, se ven forzadas a separarse hasta la coronación de Elsa, y es entonces cuando tiene que huir y Ana emprender su búsqueda para hacerle entender que vivir sola no es lo mejor.
Ya desde que regresaron a la animación tradicional Disney, es decir, con musicales e historias clásicas con la princesa y el sapo, se demostró que el estudio del ratón aún tiene mucho que dar. Frozen no es la excepción, y con personajes entrañables, musicales inolvidables (¿y si hacemos un muñeco?) y una historia que se sale del estándar tradicional. Si, habla del amor, y si tenemos la historia de un príncipe y una princesa que se enamoran y son felices, pero también hay otro tipo de amor que puede ser igual de fuerte para romper hechizos. Y esa es una lección muy valiosa.
Lección aparte para el musical "Libre soy" (Let it go) interpretado en su versión original por Idina Menzel (que también va por el oscar a mejor canción), es para mi, la mejor escena del año, con una animación impresionante, algo nunca antes visto. Un logro visual y auditivamente magnífico.
Ah! Y estoy enamorado de Elsa.