Coproducción con España que termina cero a cero
Martín Palermo le gana fácilmente a Iker Casillas, en el pequeño show de cameos de este pasatiempo de enredos hispano-argentinos. Parece exageración, pero el Titán hace su parte con una soltura (o atisbo de soltura, según sus críticos) que no le habíamos visto hasta ahora en ninguna aparición publicitaria. Se nota que en esa escena lo ayudó un buen coach, que ahí también hace su cameo.
Fuera de eso, apenas cabe consignar el nudo del asunto, con un joven futbolista que viaja al Real Madrid, su tío obligado a representarlo aunque no entienda nada de fútbol, y un buscavidas madrileño que quiere dar el gran paso aunque no le den las piernas. Junto a ellos veremos tres mujeres y dos buitres, amén del auténtico presidente del Real, Florentino Pérez, que cruza en un entretiempo, y José Ramón de la Morena, cabeza del programa madrileño «El larguero», que se presta a una buena escena. De los buitres, hay uno que parece un capomafia simpático, a cargo del veterano Pepe Sancho, y otro con pinta y mañas de yuppie desagradable. ¿Cuál de los dos será conveniente para el pibe? ¿Y a cuál nos gustaría verlo ganador junto a nuestros personajes? Si es que ellos ganan, claro, porque son dos improvisados.
El español David Marqués dirige esta película con relativo conocimiento del fútbol y de la comedia. Diego Peretti salva su parte, Fernando Tejero puede que caiga mejor entre los suyos, donde medio lo encasillaron con «Días de fútbol» y «El penalti más largo del mundo» (basada en un cuento de Osvaldo Soriano), nuestra Carolina Peleritti pone su carita más dulce, y el Chino Darin parece el Conejo Tarantini. Afortunado, le toca una rubia preciosa toda desnuda. Pero eso es todo, o casi. En fin, se pasa el rato, pero pudo ser mejor. Incluso pudo ser buena.