Nicolas Cage vive una pesadilla: han violado y golpeado malamente a su esposa. Alguien le ofrece hacer justicia por mano propia y ahí va el hombre a meterse en un asunto mucho más grande y peligroso que la simple venganza. Como suele suceder con el australiano Roger Donaldson, hay momentos que funcionan y otros -la mayoría, básicamente por obra de Cage- que no. Ideológicamente, la película trata de partir de lo repudiable para encontrar un equilibrio un poco cobarde. Dejando de lado esto, es apenas un correcto film de acción olvidable.