¡Nooooooooo!!!!! ¡Estamos en la B!!!!!!!!!!
A esta altura Nicolas Cage comienza a pertenecer a la misma estirpe de actores que hacen “lo que venga”, que integran tipos como Rutger Hauer, Tom Sizemore o en algún momento Mickey Rourke. Quizás tiene todavía algo más de prestigio y chapa que los mencionados anteriormente, aunque teniendo en cuenta que lo que hace es cada vez menos personal y cada vez más esquemático, se está oxidando a pasos agigantados. Es ya, definitivamente, con su rostro inalterable y su andar que parece decir siempre “estoy acá por la guita”, una estrella de serie B, y en el mal sentido.
Fuera de la ley (cuyo título original es Seeking justice, es decir, “Buscando justicia”, con lo que si empezamos a hacer comparaciones con la traducción, corremos el riesgo de meternos en todo un embrollo dialéctico) es también de segunda línea, de clase B. Es de esos filmes de relleno, cuyo objetivo es acaparar salas y servir de soporte a los que son los grandes tanques hollywoodenses. Ojo, se pueden enumerar grandes películas “de relleno”, con la misma finalidad mercantil pero un gran trabajo artístico, pero este no es el caso. Pasa que su historia es tan repetida como perezosa, con Will Gerard (Cage), un docente recontra dedicado a su trabajo, que les enseña Shakespeare (quien parece que fue el único gran escritor anglosajón importante) con gran pasión a sus alumnos, pero que un día, cuando su esposa es violada y golpeada brutalmente, acepta el ofrecimiento de Simon (Guy Pearce), un hombre cuya organización se encarga de asesinar al violador, pero a un alto precio: que Will luego asesine a alguien más para continuar la cadena.
La película es dirigida por un realizador de serie B como es Roger Donaldson, quien ha pasado de dirigir films muy interesantes y bien narrados, como El gran golpe y Sueños de gloria, a productos carentes de potencia, como La fuga, Especies y El discípulo. Y quien aquí está en la segunda modalidad, desperdiciando la ciudad de Nueva Orleans como escenario potencialmente decadente y atrapante a la vez; sin vigor narrativo y sólo en algunos momentos construyendo cierto interés por lo que se cuenta; y hasta filmando una violación como si se tratara de una simple compra en un supermercado.
Además, en el reparto tenemos a unas cuantas figuras clase B: está January Jones, quien excepto en la serie Mad men, ha probado ser sólo una cara bonita; pero también Jennifer Carpenter (quien encarna a la memorable Debra Morgan en Dexter), Harold Perrineau (con muy buenos pasos por Lost y Oz), Xander Berkeley (su jefe de CTU en 24 era hasta entrañable) y Guy Pearce (¿se acuerdan que hizo Los Angeles al desnudo, La máquina del tiempo o Montecristo?), todos ellos desperdiciados, con personajes que son meras marionetas, sin una composición sólida detrás, con lo que terminan deambulando por la pantalla.
En Fuera de la ley todo es clase B, de segunda mano, atado con alambre y lleno de parches. Rutinaria, efectista, sin una pizca de originalidad, ni siquiera es polémica a pesar de su tema central, a priori un tanto espinoso. Uno quisiera aunque sea enojarse, patalear un poco. Pero ni eso nos permite este film.