El impiadoso
El cine del realizador francés Bruno Dumont se caracteriza entre otras cosas por su austeridad a la hora de planificar una puesta en escena para contar una historia sencilla, de cuyos extremos se desatan todo tipo de elucubraciones metafísicas y una fuerte carga religiosa, que por momentos lo vuelve hermético para un gran público pero también para aquellos que reconocen en el director francés las influencias de artistas como Carl Dreyer, Robert Bresson, entre los más referenciales.
La idea que resume en cierta forma este opus Fuera de Satán se concentra en la transformación de la bondad a la maldad a partir de los actos de un personaje (David Dewaele), quien mantiene una perturbadora relación con una joven (Alexandra Lematre) en una zona de campiñas (el recuerdo de Flandres es inapelable), completamente sumisa y dependiente de los caprichos del hombre.
El devenir de su comportamiento noble y servicial hacia la psicopatía guarda una estrecha relación con las formas de la culpa y del castigo desde el punto de vista religioso y la vuelta de tuerca mística no hace más que elevar la apuesta para provocar en el público todo tipo de sensaciones.
Personajes grises en paisajes agrestes, lejos de la bucólica calma del campo y atormentados por sus propios deseos forman parte de la galería arquetípica que comenzara con el film La humanidad, carta de presentación de este director que hace de cada plano un acto de rebelión estética y de cada premisa un manifiesto sobre el cine y su relación directa con los sentidos.