Aunque apenas conocida por estas latitudes, en 2017 la película surcoreana The Outlaws obtuvo el acompañamiento de crítica y público donde fuera que se estrenara. Tanto como para generar una secuela, que es la que ahora llega a los cines argentinos. La buena noticia es que no hace falta haber visto aquel film para disfrutar este, y la aún mejor noticia es que esa sensación de disfrute se mantiene constante de principio a fin.
El teniente Ma Seok-do (Ma Dong-seok, una cara conocida gracias a su trabajo en Invasión Zombie y en Eternals) y el capitán Jeon Il-man (Choi Gwi-hwa) viajan a Vietnam para extraditar a un hombre que se entregó en la embajada de Corea en ese país. Sin embargo, a poco de llegar se encuentran inmersos en la búsqueda de un implacable asesino (Son Seok-koo, el detective Mun de Sense8), que a la vez está en la mira de un millonario que busca venganza por su hijo.
Sin alejarse demasiado de la biblia que rige al subgénero de “pareja de policías”, Fuerza bruta cumple con un guion correcto, que se potencia gracias a una sucesión de escenas de acción minuciosamente coreografiadas que le hacen honor al título en español, al sentido del humor siempre necesario en este tipo de propuestas, y a un protagonista que está más cerca de Bud Spencer que de Clint Eastwood.
Aunque su planteo no incorpore ningún elemento innovador más allá de la curiosidad de su procedencia, lo que ofrece el film está muy bien hecho, no solo al nivel de su predecesora sino también de aquellos títulos que a lo largo de los años han mantenido vivo el género (hay más de una referencia dando vueltas). Y parece ser que la aventura no termina acá, porque en estos momentos se está rodando la tercera entrega de la saga, por lo que habrá “fuerza bruta” para rato. Que así sea.