Francisco Moreno, enviado desde Buenos Aires se introduce e involucra en los pueblos mapuches. Hace investigaciones, delimita tierras, realiza mapas y peritajes. Hasta que los mapuches lo acusan de traidor y lo condenan a muerte. Es allí que decide escaparse.
El film de Javier Zevallos y Francisco D’Eufemia es la historia de esa fuga, tal como lo mencionan en los primeros minutos del relato. Fuga de la Patagonia va mostrando las distancias culturales y las distintas realidades por medio de los pequeños detalles.
El lugareño que guía a Moreno, diferencia el sueño de los porteños del de los mapuches. En la Patagonia se sueña con los ríos, las rocas, los árboles, las montañas, comenta, mientras que en Buenos Aires, Moreno sueña con el dentista y el dolor de muelas.
Con diálogos cortos que solo por veces logran mostrar el trasfondo de la situación particular, esta película histórica se entre mezcla con un estilo western. Con tomas osadas dentro del río y unos bellísimos planos generales que sitúan al espectador en una Patagonia un poco más originaria y natural. Naturalidad que refleja muy bien la fotografía utilizada.
Por momentos el relato se pierde en la osadía de la fuga y no deja ver con claridad la ruda y dolorosa verdad de la masacre a los pueblos originarios. Pasando por sueños distintos y ambiciones hasta la peor pesadilla del destierro y genocidio de estos pueblos, el film termina dejando abierta la concepción moral del perito Francisco Moreno.