El director de este documental, Martín Farina, nos muestra cómo es la vida de un equipo profesional de fútbol, en este caso, del ascenso. Pero no en una cancha sino en la intimidad del hotel donde concentran, o dentro del vestuario, en la previa o post partido. De entrenamientos prácticamente nada, de partidos tampoco, de indicaciones y arengas desde el banco de suplentes, menos. De frustraciones, alegrías, broncas, discusiones, festejos, derrotas, están exentos. Se focaliza en cómo transcurren cada uno de los días un grupo de futbolistas, donde muchos tienen algún otro trabajo o “rebusque” para obtener un poco más de dinero, pues los salarios de los equipos humildes no son elevados como para que puedan vivir exclusivamente del fútbol.
Realmente es poco lo que se puede opinar de esta película porque es poco lo que vemos. No aporta nada interesante, al futbolero no lo va a sorprender con nada porque nada de lo exhibido es desconocido, y al que no lo es no le va a resultar atractivo.
Tal vez ese sea el problema, no logra atrapar al espectador, especialmente a quienes no les guste o le sea indiferente el mundo del fútbol.
No tiene un comienzo claro de lo que se quiera contar, y como consecuencia no tiene un objetivo definido a seguir, que es muy necesario para que se justifique la realización de una historia, tanto de ficción como de documental. Todo es muy llano y previsible.
El relato es anodino, de vez en cuando la cámara se detiene en mostrar y regodearse con los cuerpos desnudos de los jugadores, alternando con el trabajo de los utileros, los protagonistas hablando con el realizador o entre ellos y también con el peluquero.
Por otro lado, los futbolistas expresan sus esperanzas, sueños, negociaciones de contratos, el deseo que tienen de ir a otro club si hay buena plata para cobrar, etc.
Pero toda la narración carece de emoción, tanto de la parte deportiva como de la personal de los futbolistas, no refiere nada de sus orígenes, ni como los aceptaron en su primer club, ni de la firma de su primer contrato, ni que hicieron con su primer sueldo, también brilla por su ausencia algún relato heroico en un partido.
El director refleja la vida de los jugadores como si fueran unos simples trabajadores que cumplen con lo suyo, nada más, contraponiéndose a las manifestaciones pasionales que habitualmente se ejercen en el deporte más popular del mundo.