Hollywood redobla la apuesta
Lo que mejor hace esta Furia de titanes 2 por los devotos del cine de aventuras con musculatura en demasía y testosterona en exceso, es no faltar a ninguna de las citas a las que debe acudir este tipo de largometrajes. Ese ese orden, la continuación de la desmesurada primera parte, estrenada hace poco más de un año, ofrece más de lo mismo pero en modo recargado, lo cual, para el subgénero de las películas peplum posmodernas, es una buena noticia.
Más batallas épicas, en 3D
Más batallas épicas, en 3D
Una década después de su batalla a todo o nada ante el monstruoso Kraken, Perseo, hijo de Zeus, se dispone a vivir en plena tranquilidad su cotidianeidad como padre de su adorado hijo. Sin embargo, y como le sucede a todo gran héroe de la narrativa de todos los tiempos, la paz se ve quebrantada, en este caso por otro llamado al orden de los dioses. Y los titanes, claro está. Así es que nuestro héroe se ve obligado a defender nada menos que a su progenitor, quien cayó en manos de la desgracia y los más horribles villanos de la mitología, que no son los grandes capitalistas de los estudios de Hollywood, sino gente casi tan destructiva como ellos.
Wrath of the Titans, que podría traducirse como "La cólera de los titanes", redobla la apuesta en términos de puesta en escena y efectos visuales (con el agregado de un gran uso del 3D), apelando a un guión que copia la estructura del film original y le da la vuelta de tuerca necesaria como para justificar 100 minutos más de fílmico y, por supuesto, una tercera parte cuyo contrato ya está firmado y que podría comenzar a filmarse dentro de unos meses.
La aceitada máquina de la megaindustria del cine de los Estados Unidos volvió a poner la carne en el asador y el resultado, para bien de los fans de las peleas descomunales e hipercondimentadas, es óptimo.