Los dioses están de regreso.
Una década después de descubrir sus poderes y derrotar al Kraken, el semidiós Perseo (Sam Worthington), vive apaciblemente como pescador, abandonando las armas para cuidar a su hijo Helius. Pero mientras él busca la paz, un conflicto crece en el centro de la tierra. Debido a la falta de devoción y fe de los humanos, los dioses están perdiendo sus poderes, lo que hace que los peligrosos titanes, liderados por Cronos, empiecen a salir de control y a escapar de la prisión del Tártaro.
Por eso, cuando Hades (Ralph Fiennes) y Ares (Edgar Ramírez) traicionan a Zeus (Liam Neeson) y lo capturan en el inframundo para revivir al padre de las deidades, Perseo deberá abandonar la tranquila existencia de la villa y volver a la acción. Con la ayuda del hijo de Poseidón, Agenor (Toby Kebbell), y la reina Andrómeda (Rosamund Pike), el héroe deberá enfrentarse a criaturas mitológicas, titanes y dioses para rescatar a su padre Zeus y salvar a la humanidad.
Con ese argumento arranca Furia de Titanes 2 (Wrath of the Titans, 2012), la secuela de la remake del 2010 hecha por Louis Leterrier. En esta oportunidad, Leterrier es reemplazado en la silla del director por Jonathan Liebesman, realizador de La Masacre de Texas: El Inicio e Invasión al Mundo: Batalla Los Ángeles, quien puede entregar grandes momentos, pero falla a la hora de crear una gran historia.
Aprendiendo de algunos errores de la primera parte, los responsables de esta película dan un enfoque un poco más realista al mundo fantasioso (en este caso, tiene sentido). Ya se han ido los dioses con trajes salidos de Los Caballeros del Zodíaco y la limpia Grecia, reemplazados por un mundo sucio y destruido, tan decadente como los conflictuados dioses. Hasta Perseo, que de la nada había pasado de pescador a héroe mítico en el primer film, es más convincente esta vez al intentar y fallar en su lucha contra las monstruosidades.
Algo que también deslumbra en este nuevo mundo es el diseño de las numerosas criaturas mitológicas que aparecen en esta producción. Liebesman sabe aprovecharlas la mayoría de las veces, aunque también hay ocasiones en las que su enfoque es muy errático como para poder ver lo que pasa (se podría teorizar que se le quedó algo de la costumbre de la cámara en mano que plagó Invasión al Mundo: Batalla Los Ángeles).
Hablando de cuestiones técnicas, seguramente todos se estarán preguntando sobre como se emplea el 3D. Si bien esta producción fue convertida en postproducción, como en el primer film, en esta oportunidad se aprovechó el tiempo extra para idear algo más el uso de las tres dimensiones. Igualmente, solo vale la pena pagar el costo extra si uno es fan de ver la ocasional cabeza de monstruo que sale de la pantalla, o de que le tiren rocas y piedras.
De todas formas, lo que realmente carece de profundidad en Furia de Titanes 2 es la historia. El único objetivo del guión es mover a Perseo de batalla a batalla, rellenando la película con una tonelada de diálogo sobre como ir de un lado al otro. Es una lástima, porque al ritmo apurado que van ignorando todo pasan volando por algunas ideas interesantes para desarrollar escenas fantásticas. Otras fallas de los escritores incluyen el débil intento de tema de las relaciones familiares entre las familias de dioses (que parece impuesto solo para darles algo que hacer a Fiennes y Neeson hasta el climax final) y una casi inexistente trama amorosa entre los personajes de Worthington y Pike.
A la hora de las actuaciones, todos hacen lo que pueden. Sam Worthington, Liam Neeson, Ralph Fiennes, Edgar Ramírez, Rosamund Pike, Toby Kebbell y Bill Nighy tratan y tratan, pero los que logran salir intactos en la batalla contra el escaso material son Nighy (interpretando al dios caido Hefesto con su carisma patentado), Neeson y Fiennes, los últimos dos teniendo su cuota de diversión al final (algo que suena raro al pensar que hace casi 20 años compartían pantalla en La Lista de Schindler).
De todas formas, Furia de Titanes 2 sirve como entretenimiento. Aquellas personas que quieran olvidarse de la rutina y estén en busca de algunas escenas que los diviertan durante hora y media, van a tener lo que pagaron. Ahora, si están en busca de algo más, recen a los dioses.