Un aburrimiento titánico
Secuela del exitoso e irregular film del 2010, Furia de Titanes 2 continúa unos años después la historia de su predecesora donde el semidiós Perseo es simplemente un pescador viudo que trata de mantener a su hijo fuera de las armas que lo hicieron una celebridad en el pasado. Hasta que un día Zeus (su padre) es capturado y puesto en jaque por la traición de Hades y Ares, debiendo salir de su retiro para tomar nuevamente la espada y evitar la liberación del malvado Cronos, capaz de destruir todo el universo.
Furia de Titanes 2 es dirigida por Jonathan Liebesman, relevando al francés Louis Leterrier, y si miramos la última película que dirigió este director es la terriblemente panfletaria Invasión al Mundo: Batalla los Ángeles entenderemos el porqué de la solemnidad abrumadoramente reinante que posee este film. Entiendo que al ser protagonizada por dioses, semidioses, titanes, criaturas mitológicas y demás cuestiones hacen muy difícil dejar de lado los ritos, cultos, alabanzas, etc. pero para contrastar tanta solemne pirotecnia hace algo de humor para no caer en una propuesta terriblemente cargada y pesada. Solo en algunas pocas ocasiones, y en manos de los personajes Hefesto y Agenor, el humor arremete para quitar el aburrimiento, aunque lamentablemente no es suficiente para quitarlo ni por asomo del medio.
El problema del grado de solemnidad del film es que no puede ser contrastado de ninguna manera, al humor lo descartamos en el párrafo anterior, el romance lo descartamos en el próximo y las secuencias de acción que podrían ser la única salvación son escasas para poder contrarrestar tanta seriedad.
Con respecto a la mencionada historia de amor, tenemos a su realizador intentando desarrollar un romance entre Perseo y Andromeda (encarnados por Worthington y Pike) que carece totalmente de fluidez y termina resultando un amor totalmente trivial. Es decir, no hay aproximaciones previas interesantes entre ellos, más allá de algunas miradas cómplices. No hay conquista palpable, no hay seducción, no hay histeriqueo, ósea no hay nada exceptuando la admiración que sienten mutuamente, algo que no alcanza para creer en esta pareja y que encima termina jugando en contra por seguir cargando de solemnidad la cinta.
Tampoco encontramos una mínima evolución en los personajes, solo efectos (como dioses o titanes llorando, emocionados, con notorios cambios de aspecto o bajados del pedestal de su condición de inmortales) que intentan emular una evolución o cierto cambio en la personalidad de los protagonistas, que incluso son aportados bruscamente, de manera impostada y totalmente ajeno a la lógica que impone el film.
Sam Worthington, Liam Neeson, Ralph Fiennes, Edgar Ramírez, Rosamund Pike y Bill Nighy hacen lo que pueden con este solemne bodrio, aunque hay que destacar que los que salen más aireosos del resultado son el gran Nighy y por momentos la bellísima Pike, mientras que el resto lleva adelante una labor con pocos matices y donde escasean las expresiones ajenas a la seriedad y el compromiso por la salvación de la humanidad.
Furia de Titanes 2 sigue en la irregular línea de su predecesora, con una película que solo provoca un aburrimiento titánico.