Del clásico de aventuras juvenil que diseñara ese gran artesano de la animación con muñecos, Ray Harryhausen, a principios de los ‘80, alguien decidió hacer una hiperproducción con efectos digitales. El resultado es decepcionante: al hermoso juego de muñequitos combinado con actores (entre ellos Sir Laurence Olivier) se pasó a contar la historia de Perseo, Andrómeda, Medusa y el Kraken con el acento mucho más del lado de la espectacularidad algo vacía. Sam Worthington –el actor de “Avatar”– tiene un buen manejo del cuerpo para la acción física, y los “dioses” interpretados por Liam Neeson y Ralph Fiennes son bastante más divertidos que la trama de monstruos y amenazas algo demasiado solemne del resto del film. Hay un exceso de grandilocuencia y una enorme falta de humanidad en la película: uno puede admirar algunos planos y alguna secuencia alambicada, pero difícilmente sienta que los personajes le importan lo suficiente como para emocionarse.