Mitología a lo Hollywood
Acción, en la antigua lucha entre dioses y hombres.
Mitología griega adaptada a las necesidades de Hollywood, remake del filme que Desmond Davis realizó en 1981 en base a criaturas creadas en stop motion -más actores como Harry Hamlin, Laurence Olivier y Ursula Andress-, Furia de titanes -ahora en versión de Louis Leterrier, director de Hulk- sigue siendo una buena elección para los amantes del cine basado en la épica de las leyendas clásicas y las deslumbrantes puestas en escena apoyadas en la tecnología digital. Salvedad: que no esperen mucho más que imágenes impactantes y mucha acción. Acción lineal: con personajes esbozados en pocos trazos, casi didácticos, y una intensidad dramática tenue.
En un mundo antiguo, en guerra entre dioses y humanos, el filme se centra en alguien que es ambas cosas y por lo tanto ninguna: el semidiós Perseo (Sam Worthington, algo frío, a pesar de su manifiestodeseo de "humanizar" al personaje). El y un grupo guerrero emprenden una travesía para intentar salvar a Argos, ciudad que desafió la ira divina y corre el peligro de ser arrasada. La única opción sería el sacrificio de Andrómeda.
Suele ocurrir: en el Olimpo, los dioses se unen por un interés común, aunque tienen sus internas. Algunos, como Zeus (Liam Neeson), necesitan de la devoción humana; otros, como su hermano Hades (Ralph Fiennes), dios del inframundo, dominan a través del miedo. Esta diferencia entre hermanos, como otras cuestiones filosóficas, son apenas ráfagas de referencia en un filme devorado por los avatares de la travesía de Perseo, hijo de Zeus, quien prefiere la efímera y débil condición humana a la fría y omnipotente inmortalidad de los dioses.
Tras un inicio interesante -en su desarrollo visual y en su planteo "histórico"/fabulesco-, Furia... se transforma muy rápido en road movie guerrera. Lógico: el viaje redentor, heroico, es central en la mitología antigua. El problema es que, acá, se torna "monótono": en una sucesión de criaturas monstruosas que confrontan con Perseo y los pocos que se animan a seguirlo, a pesar de los malos vaticinios. El tratamiento del heroísmo queda implícito: la valentía es un concepto humano; ningún inmortal la necesita. Aunque imponente, la acción tiene -por momentos- resoluciones demasiado vertiginosas, que anteponen la espectacularidad al dramatismo e incluso al desarrollo claro.
Con algunos otros (pocos) matices, la película hace un recorrido lineal y desemboca en lo que será el comienzo de la segunda parte de una saga. Furia ... llega en 2D (así la vio este crítico) y en 3D, hecho en la posproducción y que recibió algunas críticas, como la de haber aprovechado el fenómeno Avatar, película con la que "comparte" también a Worthington.