Más figuras, menos acción
G.I. Joe: El Contraataque tenía pautado su estreno para mediados de 2012 pero tras algunos testeos de público Paramount y la línea de juguetes Hasbro dueña de los derechos de la marca resolvieron aplazar un año el lanzamiento del film. ¿Motivos? Al parecer hubo reacciones desfavorables en las privadas con respecto al destino argumental de Duke (Channing Tatum) protagonista de G.I. Joe: El Origen de Cobra (2009). Y las malas lenguas aseguran que la película era lisa y llanamente mala. Algo imposible de demostrar pero es probable que así fuera luego de que el estudio descartara a casi todo el elenco original por no mencionar al director estrella del género Stephen Sommers (además de la primera G.I. Joe responsable de la saga de La Momia). Debieron rodarse escenas nuevas con Tatum aunque de todos modos apenas participa en el primer acto del guión escrito por Rhett Reese & Paul Wernick, los autores de Tierra de Zombies. El otro motivo de la postergación: la conversión de las imágenes a 3D para continuar explotando el formato de moda en Hollywood. Tras todas estas idas y venidas, G.I. Joe: El Contraataque ha llegado por fin a los cines y si bien es claramente inferior a la aventura anterior cuenta con un par de secuencias espectaculares que vale la pena ver. Por otra parte la presencia de figuras carismáticas como Dwayne Johnson o Bruce Willis no debe ser menoscabada: son leyendas del cine de acción que con su sola imagen potencian cualquier proyecto.
Se temía que para la secuela Paramount/Hasbro disminuyeran el presupuesto considerando que la recaudación en aquella oportunidad no fue tan fabulosa. La presunción se confirma en un 100%. Tal vez los productores hayan pensado que cambiando el enfoque podrían obtener un éxito equivalente o superior al del 2009. Lo cierto es que al reemplazar al director Stephen Sommers por el mucho más impersonal Jon M. Chu se perdió el sentido de la aventura épico, frenético y lleno de humor que es moneda corriente en el infravalorado creador de Agua Viva y Van Helsing, el Cazador de Monstruos. También se erradicó el muy costoso concepto futurista desplegado en escenarios (por aire, tierra y agua), vehículos y gadgets de todo tipo. No hay explicación para la desaparición de muchos personajes pero sí se continúa con la línea argumental iniciada en El Origen de Cobra con Zartan (Arnold Vosloo), un esbirro del Comandante Cobra, todavía asumiendo el rol del Presidente de los EE.UU. (Jonathan Pryce), convertido en una réplica perfecta del Primer mandatario gracias a una revolucionaria cirugía estética.
Del elenco primigenio vuelve el astro surcoreano Byung-hun Lee (I saw the Devil) como Storm Shadow (en un rol más ambiguo) y Ray Park como Snake Eyes. Los demás actores brillan por su ausencia: Dennis Quaid, Joseph Gordon-Levitt, Rachel Nichols, Sienna Miller, Marlon Wayans, etc. De los contratados para la secuela podemos mencionar en el bando de los buenos a D.J. Cotrona, la sexy Adrianne Palicki, la francesa Elodie Yung; el enorme, granítico Dwayne Johnson y Bruce Willis como un militar retirado (pero no tanto, ejem); por el bando de los malos tenemos al carismático Ray Stevenson y al ignoto Luke Bracey en el papel del Comandante Cobra (que de todos modos aparece poco). La historia es una mera excusa para enhebrar unas cuantas escenas de acción. La mejor, lejos, es la vertiginosa batalla entre los archienemigos Storm Shadow y Snake Eyes en las montañas. El uso del 3D es impecable en esta secuencia y está bien aprovechado en otras. Nada mal para ser una película no rodada en el formato tridimensional.
Como producto esta nueva entrega queda a mitad de camino entre el nivel del filme anterior y lo que sería un directo a Blu-Ray con ambición. Si no se le exige nada G.I. Joe: El Contraataque quizás cumpla con su propósito de entretener. Empero los entendidos en la materia se harán un festín y no quedará nada en pie. Es entendible. A muchos de ellos tampoco los había complacido la película de Sommers.
Afortunadamente está bastante recatada la vena patriótica. Si esta franquicia la hubiese hecho propia un tipo como Michael Bay distinta sería la cuestión. Imagínense al chauvinista de Bay, un incondicional de cualquier fuerza militar estadounidense, metiendo las garras en un proyecto de este perfil. Gracias, Dios. En estos pequeños detalles también vemos Su mano…