Acción hecha a la medida del Norte
La película de acción G.I. Joe: El contraataque alcanzó el primer lugar en las boleterías de Estados Unidos y Canadá en su primer fin de semana de exhibición.
La segunda parte de la saga G.I. Joe --inspirada en un cómic cuyos héroes fueron más tarde transformados en juguetes por Hasbro--, ganó aproximadamente 41,2 millones de dólares en tres días.
El caso era fácil de prever, dado de G.I. Joe es un material hecho a la medida del público norteamericano,desde su imbatible grupo de elite siempre dispuesto a combatir por el bien de los Estados Unidos y, en consecuencia, "de la humanidad" en su totalidad. Claro, de quienes fueron fanáticos de los comics y muñecos en los '80, y de adeptos a los videojuegos (de hecho, el cuadro de situación es relatado en dos líneas, a modo de los juegos de play).
Aunque el inicio de la saga con G.I. Joe: El origen de Cobra (2009) no fue de lo más aplaudido, los productores decidieron insistir sobre una franquicia que, al menos en su terreno, no tiene por qué fallar. De allí que realizaran esta tardía secuela, sólo que con nuevo director --Jon Chu en lugar de Stephen Sommers--, cambio en el reparto y realización en 3D.
Duke (Channing Tatum), protagonista en El origen de Cobra aparece como enlace para con el nuevo relato, con una participación que concluye en la primera media hora de metraje, para dejar al frente los soldados a su sucesor natural, Roadblock (Dwayne "La Roca" Johnson).
Esto sucede cuando los villanos al mando del Comandante Cobra, infiltrados en la Casa Blanca con Zartan clonado como el presidente (Jonathan Price), lanzan un ataque contra la base de los G.I. Joe para dejar libre el camino hacia la dominación del mundo.
Los escasos sobrevivientes --Flint (D.J. Cotrona), Lady Jaye (Adrianne Palicki)-- al mando de Roadblock recurren a hombre que inspiró el nombre del escuadrón, el oficial retirado Joe Colton (Bruce Willis) para volver a la acción y hacer honor a su reputación de héroes.
Tendrán, además, que reunirse con antiguos y nuevos aliados --Storm Shadow, Jinx-- y, por qué no, enemigos --Snake Eyes--.
Comienza entonces el anunciado contraataque, pleno de escenas de acción muy bien coreografiadas y mejor fotografiada. Hay persecusiones, riesgo y tiros a gusto y placer de cinéfilos de entre 18 y 40 años, que pagan una entrada al cine para consumir parvas de pochoclos, mientras escuchan mucho ruido sobre escenas bien dibujadas, sin demasiada exigencia dramática, aunque más o menos fieles al cómic que los supo seducir.
Vale destacar el efecto que produce en el relato la presencia de "La Roca", un actor carismático más allá de la calidad de interpretación, que logra empardar, incluso la de Bruce Willis, la imagen, por excelencia, del militar norteamericano.