De absurda es simpática
Hace unos años un director prometedor como Stephen Sommers terminaba de arruinar su carrera dirigiendo la adaptación al cine de G.I. Joe. Fue uno de los varios films cuyo origen no había sido otro más que la juguetería. Claro que a su vez el juguete se basó en el apodo que recibieron los soldados de infantería anónimos durante la Segunda guerra mundial.
Pasaron las generaciones y el juguete fue más que un tipo de soldado, se multiplicó, se transformó y lo que verán los espectadores al ir al cine hoy dista mucho de la representación tradicional de las fuerzas armadas. Los dibujos animados también le terminaron de dar forma a estos personajes que los fans reconocerán y que el público en general verá como bastante absurdos. Así que estamos frente a la segunda parte de un film basado en juguetes y dibujos animados. No es lo que se dice un punto de partida muy sólido. Pero justamente por eso esta película sobrevive. Su propuesta es pequeña, absurda y finalmente simpática. Carente de cualquier asomo de sangre o violencia impactante, la película multiplica escenas de acción inverosímiles y en muchos casos espectaculares. Algunas, como la pelea de espadas en la montaña son buenas en serio. Otros momentos, más dramáticos o intimistas serán menos fáciles de disfrutar. Pero con lo justo la película alcanza sus objetivos. El elenco tiene a los carismáticos Dwayne Johnson y Channing Tatum rodeados de actores del estilo de esta clase de films y la presencia de Bruce Willis y del veterano actor Jonathan Pryce le dan algo de lujo extra a esta producción. Tres o cuatro chistes bien ubicados terminan de cerrar bien el paquete. Nada del otro mundo, pero entretenida. Y los que la vean en 3D, tendrán momentos para agachar la cabeza tratando de esquivar las balas.