Gabor tiene forma de diario (personal y de rodaje) y comienza cuando el cineasta Sebastián Alfie recibe el encargo de realizar un cortometraje que refleje el trabajo de una fundación catalana que ayuda a que personas recuperen la vista en los sectores más pobres de Bolivia.
Buscando equipos para el rodaje Sebastián conoce al protagonista excluyente de este filme, Gabor, un director de fotografía húngaro retirado que perdió la vista hace diez años. Con los temores lógicos del caso Sebastián le propone a Gabor que vuelva al ruedo y oficie de director de fotografía del documental que realizará en Bolivia.
A partir de allí el filme reflejará la relación entre el realizador y su protagonista, las dudas, las discusiones vinculadas al trabajo y la cotidianidad. Alfie demuestra su sensibilidad al correr el riesgo de confiar en Gabor mientras que este pone de manifiesto su talento y personalidad. Impresiona ver la perfección de los planos que consigue.
Lo más significativo de este filme es su capacidad para modificar la realidad de las personas, por un lado Gabor vuelve a trabajar después de muchos años, por otro lado él convence a un panadero ciego de que vuelva a hacer pan para el cortometraje. Y ese no será el único aporte del protagonista que también discute tanto cuestiones técnicas como éticas.
Seguramente durante el largo proceso de montaje (llevó más de un año) Sebastián Alfie tuvo que dejar en el camino algún momento tan bello como los que hay dentro del corte final, administra muy bien los recursos para ofrecer un relato impecable.
Por Fausto Nicolás Balbi
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