Pasión por el cine
Fue el cine el que llevó hace muchos años al director de fotografía Gabor Bene a rodar una película en el Amazonas, y allí fue donde contrajo una infección en los ojos que le disparó un glaucoma que lo dejó ciego. Fue el cine, o mejor, una idea sobre el cine, la que el realizador argentino radicado en España, Sebastián Alfie, hizo conocer al húngaro ciego para que le alquile una sofisticada cámara. Y fue el cine, la pasión por el cine, la que unió a ambos personajes para que juntos se embarcaran en la aventura de trabajar en el altiplano boliviano para filmar un corto por encargo para una institución que ayuda a personas de bajos recursos que perdieron la vista.
Documental moderno que interpela al espectador, que hace las preguntas necesarias delante de la cámara y desde lo personal y hasta afectivo (la relación entre los protagonistas del film va creciendo a la par del relato en plan buddy movie) se permite reflexionar sobre el objeto de su búsqueda, Gabor transita el camino del aprendizaje de dos personajes radicados fuera de su país por distintas razones, desplazados que tal vez por esa condición están dispuestos a avanzar sobre territorios desconocidos y nutrirse mutuamente.
Los prejuicios sobre la discapacidad y la manera de tener otro abordaje están presentes desde el comienzo, entonces el tono de la película es liviano, coloquial (a veces demasiado), alejado de la solemnidad. La película levanta vuelo cuando Alfie permite que su fascinación por el protagonista se filtre en la pantalla, en los momentos donde Gabor recuerda películas plano por plano, cuando habla de la luz, cuando muestra la pasión, la de ambos, por el cine.