Gaturro

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

Gaturro es un personaje de historieta creado por el dibujante Nik (Cristian Dzwonik) y cuyas historias cómicas se publican desde hace varios años en un matutino de la ciudad de Buenos Aires. Se trata de un gatito de color marrón con sus dos cachetes muy prominentes con apenas tres pelos de bigote en cada uno.

Se comunica con sus amiguitos mediante el uso de la palabra, pero con los humanos sólo usa el pensamiento (quizá la telepatía que dicen que los gatos pueden manejar a voluntad).

Desde hace un poco más de un año se comentaba en los medios cinematográficos argentinos que una historia de Gaturro llegaría a la pantalla cinematográfica, aunque las referencias eran de que estaría interpretada por actores en interrelación con dibujos de animé.

Finalmente Gaturro llegó a las salas de cine, nada menos que las que proyectan con el nuevo sistema 3D, ya que la obra fue pensada y realizada directamente en este sistema y ese punto de partida hace que pueda aprovechar totalmente la nueva tecnología visual.

El tratamiento estereoscópico se usó para los personajes y “las locaciones” y así el espectador puede ver mariposas multicolores que revolotean sobre la cabeza de quienes tiene sentados adelante, pajaritos que salen de la pantalla para cantar, objetos que son arrojados por los personajes y que parecen llegar a hasta las butacas. Todo gracias al uso de los anteojos especiales que proveen a la entrada de la sala.

La historia que se ve, es quizá un poco simple pero llena de efectos que la hacen atractiva para el público tanto infantil como adulto.

Gaturro está enamorado desde hace mucho tiempo de Aghata, una gatita un poco superficial pero que también está enamorada de él, aunque no quiere confesárselo ni a ella misma. La aparición para cortejarla de Max, un gato “cool” apurado por casarse con ella provocará que Gaturro haga cualquier cosa para superar a su contrincante amoroso.

Y lo que hará será lograr participar de un casting para elegir a un “gato actor televisivo” y lo ganará y se convertirá en una rutilante estrella del firmamento del espectáculo.

Aunque, como dice el refrán, la fama es puro cuento y pronto conocerá las dificultades de ser una “personalidad”.

Hay en esta obra de animé un mensaje directo, en esta época de personalidades mediáticas con fama efímera, sobre las ambiciones de quienes quieren llegar a tener su “minuto de fama”.

También hay un metamensaje complementario al mostrar simbolizado en gatitos que son llevados por sus dueños a audicionar. lo que sucede a diario en las castineras de Buenos Aires cuando se convoca a niños actores.

Lo que queda de esta historia es el revalúo de sentimientos tales como el amor, la amistad y la lealtad.

El director Gustavo Cova que realizara para la misma productora (Illusion Studios) también en animé “Boggie el Aceitoso” (2009), se ha preocupado que las voces de doblaje fueran las que cada espectador puede imaginar cuando lee la historieta en papel. Así Mariano Chiesa logra que Gaturro hable con la voz que todos esperan y se destaca Leandro "Leto" Dugatkin al componer al gato Max. También es para remarcar la labor de Paola Monchamp al interpretar a varios personajes. El doblaje se hace con un español neutro para evitar localismos, ya que esta obra será estrenada internacionalmente y se trata de una coproducción, aunque puede apreciarse un acento netamente de Buenos Aires en la mayoría de los personajes.

La música, especialmente compuesta, es incidental, inductiva y también telonera, con alegres compases y estribillos pegadizos.

Está pensada para todo público pero seguramente la disfrutarán mucho los niños a partir de los 3 años.