Este 4 de junio «Gauchito Gil» hace su estreno en la plataforma gratuita Cine.AR, donde desembarcan todos los estrenos nacionales en plena pandemia. Luego de varios años de producción, finalmente ve la luz la ópera prima de Fernando del Castillo, un joven cineasta correntino que rinde culto a la figura religiosa en esta película grabada, casi en su totalidad, en su provincia natal. En las épocas que transitamos, es valioso crear cine de forma independiente y aquellas austeras cintas que logran sobrepasar las adversidades que se presentan, son dignas de ser vistas y disfrutadas.
La historia nos retrata la vuelta a casa de Antonio Gil, luego de haber luchado en la guerra de la triple alianza. Sus intenciones de asentarse con su amada y seguir su vida en tranquilidad, se ven truncadas cuando el Coronel Salazar se presenta para reclutarlo nuevamente. Ante la negativa del gaucho, este se ve obligado a escapar y comienza una incansable búsqueda por parte las autoridades. La obra es protagonizada por un acertado Roberto Vallejos; unos muy sólidos Claudio Da Passano y Santiago Vicchi como antagonistas; y unas idóneas Paula Brasca y Éstel Gómez que cumplen su labor con mucha eficacia. Destaco principalmente la correcta adaptación a la entonación verbal tan particular que tienen los oriundos de Corrientes, de haber fallado en ese aspecto, se hubiera perdido el verosímil de la aventura.
Luego de un primer visionado se puede afirmar que esta pieza audiovisual, además de ser una auténtica obra de cine nacional, cumple la función de homenaje a la figura del heroico gaucho. Son innegables las intenciones de retratar el costumbrismo guaraní que, desde Corrientes, llegó a cada rincón de Argentina. Cabe mencionar que la historia original había sido pensada como documental. Una vez embarcados en el proyecto, sus realizadores decidieron apostar por una ficción para retratar la mítica historia del Gauchito. Para tal fin, se basaron en una combinación de varias leyendas que relatan su legado.
En un segundo plano, se puede decir que se intenta comprender los sentimientos que llevaron al protagonista a tomar sus decisiones. Ya en el tráiler se pueden apreciar frases como “Nos estamos matando entre nosotros sin saber por qué, ni para quién” o “¿Hay que agachar la cabeza y decir que sí?, alguien tiene que decir que no”, que nos dejan entrever los pensamientos que lo invadían y el espíritu indomable que tenía.
Un dato interesante es que se optó por llevar a cabo parte del rodaje en Paso de los Libres, una ciudad situada en la provincia de Corrientes. También contaron con la participación de actores locales y el apoyo de la municipalidad del lugar. En esa misma región fue donde 150 años atrás sucedían los hechos que hoy en día inspiran la cinta. En sintonía con lo autóctono del filme, nos encontramos con un diseño sonoro, creado por Agustín del Castillo, ampliamente habitado por piezas musicales tales como el chamamé, balseado y múltiples sonidos naturales que nos trasladan directamente a 1870.
El punto desacertado del film radica en haber elegido una historia demasiado amplia que contar y abrir demasiadas aristas en torno a la vida de Antonio. Esa elección derivó en una narración apresurada con cambios bruscos de tono y un acercamiento muy ligero hacia los personajes. Aunque hay escenas bien ejecutadas que logran generar sensaciones, se percibe una falta de profundización e impacto, en resumidas cuentas, una vez acabada su visualización. Quienes se encuentren un tanto ajenos al suceso, probablemente encuentren dificultades para empatizar con el audiovisual. Sin embargo, los que ingresen en la atmósfera creada, aquellos que conozcan previamente el mito, o los que rindan culto al santo, disfrutarán ampliamente y caerán de lleno en su concepto. Estamos frente a una biopic muy interesante que camina por lugares poco transitados dentro de lo que concierne a la vida de Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez.