En La Cumbre Escarlata, su protagonista -la escritora Edith Cushing- explica que sus historias no son “de” fantasmas, sino “con” fantasmas; la diferencia es más que notable en la película. Si se hubiera aclarado la misma diferencia en este caso, habría sido mejor de lo que fue; Gemelo Siniestro es un film que se estrena en cines en la semana de 9 de junio.
Rachel (Teresa Palmer), Anthony (Steven Cree) y Elliot (Tristan Ruggeri) se mudan a una casa al norte de Finlandia para escapar de una Nueva York pre 2001 -las Torres Gemelas hacen una sorprendente aparición en el horizonte neoyorkino- tras la muerte de uno de sus hijos. Sin embargo, en esa casa Rachel deberá develar una incómoda verdad que pone en peligro no solo la vida, también el alma de su hijo.
La película toma prestado argumentos y composiciones -ambas muy bien logradas- de varios films, como El Bebé de Rosemary y El Resplandor, sin embargo no llega al mismo resultado. Al ser catalogada como cinta de terror, hay cierta expectativa que no cumple; honestamente sirve, e interesa, mucho mejor como thriller.
Por otra parte, aunque el espectador puede asustarse dando dos o tres saltos debido a los elementos sobrenaturales, es en el aspecto psicológico y humano de los protagonistas donde se le saca el mayor jugo. ¿Qué madre no haría lo que fuera para proteger a sus hijos?
Con actuaciones por momentos un poco melodramáticas, Gemelo Siniestro falla, pero atrapa en ese preciso instante que nos damos cuenta que dejamos de ver una película “de” fantasmas para empezar a ver una “con” fantasmas.