La esperanza de ver buen cine de terror, (casi puedo decir que es mi género favorito), me viene decepcionando de manera repetida. Y esta vez, no es la excepción...Rachel (Teresa Palmer) es madre de gemelos y acaba de perder a Nathan, uno de ellos en un accidente. Su marido Anthony, algo distante (Steven Cree) propone una mudanza a Finlandia para comenzar una nueva vida. Anthony es oriundo de allí y tiene una mansión heredada, bastante tenebrosa. Allí se mudan buscando recuperarse, Anthony, su mujer y Elliott (Tristan Ruggeri), el hijo que sobrevivió. Vivir en un país extraño no hará más que complicar las cosas para la madre, quien posee las consecuencias inevitables que trae aparejada la muerte de un hijo. En el lugar se ve acosada por la gente del pueblo. También sufre la lejanía de Elliot, quien se aleja y muestra comportamientos extraños similares a un retroceso. Su única amiga es Helen (Barbara Marten), una vecina que no parece del todo cuerda, pero es la única que le dice cosas que pueden ser ciertas mientras Rachel sufre continuas pesadillas. Con dirección y guion de la finlandesa Taneli Mustonen, en su debut, y similitudes con "Midsommar", "Hereditary" y "El Bebé de Rosemary", el film, que ganó el premio al mejor proyecto en BIFAN en Corea del Sur, intenta acercarse al género, parte de una buena idea y cuenta con un buen elenco, pero no sorprende ni asusta demasiado. Podría haber sido mejor, pues queda a mitad de camino.