Es la primera película de este director, que ya había trabajado como actor y productor de varias películas de ciencia ficción y destrucción ( Día de la independencia, Godzilla ) y toma ese bastión para concretar esta film. Para eso recurre al cine catástrofe, donde lo principal es salvar a la humanidad. En esta oportunidad debido a los grandes descontroles climáticos, en gran mayoría producidos por el hombre, siendo el año 2019, se formó un consorcio internacional que tiene un control por medio de satélites y una red de bombardeos sobre las nubes, normalizado el clima mundial. Claro que esto esta comandado por el irreverente Jake Lawson ( Gerard Butler ) quien es apartado de la conducción del sistema y en su lugar ponen a su hermano. Se retira a una vida nómade, con un tráiler alejado de la ciudad. Tres años después la amenaza de un virus informático y la falta de mantenimiento, comienza a descontrolarse todo y el único que puede solucionarlo es justamente Jake.
Lo convocan y lo envían al espacio, donde sufre las mil y unas, pero al ser el protagonista tiene asegurada su supervivencia y es hacia la media hora final donde se pone el mayor despliegue de efectos visuales, con su versión en 3D, donde hace gala de las nuevas tecnologías. Diálogos largos y veloces, gente congelada e incendios por doquier, ponen un condimento exacto para los que les gustan las catástrofes cinematográficas. Con situaciones que rozan el ridículo, y sin demasiadas pretensiones argumentales, se puede disfrutar una vez más, de la destrucción y el desparpajo visual, en pos de salvar al mundo.
Una versión entretenida, para dejar de pensar en lo cotidiano e insertarnos en el mundo fantasioso y tremendamente apabullante de lo visualmente recargado.