El cambio climático, puro show
Los fenómenos climáticos extremos se vuelven más extremos en un futuro muy próximo, y un equipo científico multinacional crea una estación espacial que se mete de forma muy high-tech en el clima del mundo para solucionar las cosas. Todo anda bien hasta que? ¿errores?, ¿conspiraciones? Geo-tormenta es la primera película como director de Dean Devlin, productor curtido, con mucha historia en común con Roland Emmerich. Con Geo-tormenta, Devlin hace que El día después de mañana o 2012, de Emmerich, luzcan sobrias.
Aquí tenemos a un científico pendenciero interpretado por Gerard Butler, al presidente de los Estados Unidos en versión Andy García y a muchos otros personajes que se relacionan con diálogos que no son ridículos porque están más allá de esas categorías: frases cortas, que buscan la efectividad constante, sin miedo a ser sensibleras y sin pretensiones de discreción. Las catástrofes climáticas en diversas ciudades del mundo son visualmente apabullantes y la alta política es jugada por momentos como una interna de un club de fútbol; hay hermanos en conflicto, hay héroes muy héroes y hay villanos convencidos porque, bueno, así han sido escritos. Este es un relato sin disfraces, o más bien con disfraces muy conscientes: esto es cine como espectáculo inmediato, pura superficie. O, mejor dicho, es ese tipo de cine tal como se lo entendía, concebía y producía a fines del siglo pasado.