Geo-Tormenta

Crítica de Leo Valle - Malditos Nerds - Vorterix

TORMENTA DE FACHA

El cine catástrofe, ese hermoso placer culposo, está de regreso.
Cuando uno compra la entrada para una película en la que Gerard “Cachetes” Butler interpreta al único científico capaz de salvar al mundo de la aniquilación total a manos de una serie de desastres naturales prefabricados desde una estación espacial que controla una grilla de satélites que modifican el clima, más o menos entiende lo que está yendo a ver.

Esa introducción debería dar una buena idea de la vara con la que voy a medir Geo-Tormenta (Geostorm), el debut como director de Dean Devlin, productor y guionista de clásicos absolutos del cine desastre como Godzilla o las saga Día de la Independencia de su amigo Roland Emmerich (cuya influencia se nota a la legua).

La película nos recibe con un cachetazo de realidad: el efecto del cambio climático se ha vuelto insostenible y el mundo se ve azotado por un desastre natural tras otro (cualquier similitud con los hechos vividos en el último año no es coincidencia). Por fortuna, las naciones se unieron para construir una red de miles de satélites que utilizando [ciencia], e interviniendo las condiciones de [ciencia] a través de las [ciencia] consigue impedir la formación de nuevas tormentas, la llegada de sequías y (supongo) el desprendimiento de glaciares. Esta enorme estructura es controlada desde la Estación Espacial Internacional, que fue construida desde el primer tornillo por Jack Wilson (Butler), quien después del primer año de funcionamiento es despedido por su propio hermano Max (Jim Sturgess).

Pero Jack debe volver a subir tres años después, cuando los satélites empiezan a funcionar mal y generar quilombos en distintas ciudades del planeta. Así, los hermanos Wilson vuelven a trabajar juntos: uno intentando descubrir la naturaleza de estas fallas en la estación espacial, y el otro desenredando el complot que se ha gestado en Washington.

Geo-Tormenta es, como esperábamos, una tormenta de clichés. Desde el personaje secundario que con su último aliento susurra el nombre clave para descubrir la conspiración hasta la cuenta regresiva que se resuelve en el último segundo están todos: los sustos falopa, los personajes oscuros (o no tanto), la escena con el niño y el perro en medio de la tormenta, las traiciones sobre traiciones, personajes con nombres genéricos (¿Cheng Long? por favor…) y mucho más.

Afortunadamente también hay destrucción masiva en la Tierra y en el espacio, como para despuntar el vicio, y un poco de drama familiar como para intentar ponerle un poco de chispa a la trama. El trabajo de efectos especiales es realmente bueno aunque por momentos un poco irregular (nivel Sharknado) y el efecto de los desastres naturales está bien logrado, además de ofrecer un poco de variedad al clásico tsunami que tantas veces hemos visto en pantalla.

Y sí. Lloré. Porque… Leo.

El elenco está bien dentro de todo, aunque algunos mejor que otros. Gerard Butler sigue haciendo del héroe de acción americano más escocés del mundo, el pibe Sturgess (aunque muy sudado todo el tiempo) cumple, y Andy García y Ed Harris sacan de taquito al Presidente y Jefe de Gabinete respectivamente. Por su parte el Girl Power ataca todos los frentes con Sarah (Abbie Cornish), la agente del Servicio Secreto que (también secretamente) está en pareja con Max y saca su Atomic Blonde en el mejor momento; Dana (Zazie Beetz), una super hacker que con un papel muy chiquito captura el espíritu falopa de la película; y Ute Fassbinder (Alexandra Maria Lara), la nueva jefa de la estación espacial que será la única aliada de Butler en la infinidad del espacio.

Como dije más arriba la película tiene todos los elementos que uno espera de este tipo de producciones, pero le falta alma, corazón, casi exclusivamente por el poco carisma de su protagonista y el desinterés por plantear una discusión medianamente coherente acerca del cambio climático. Yo entiendo que nadie va a ver Geo-Tormenta esperando un discurso político, pero en tiempos en los que los negacionistas han llegado al poder, que a la problemática no se le dedique más que tres de los 110 minutos de duración es desalentador – en particular cuando el villano tira un discurso en la tónica del infame “Make America great again”.

De todas formas considerando los muchos problemas que tuvo la producción, los reshoots y los retrasos en el estreno, es admirable que Geo-Tormenta sea tan coherente en su desarrollo y que siquiera funcione.

Dean Devlin debuta con una película competente y entretenida pero olvidable, que no va a conmover a nadie más que a mí, pero que creo va a dejar satisfechos a los que dejen el cerebro en casa, compren el balde de pochoclo más grande posible y se dejen llevar. Al fin y al cabo, cualquier cosa que incluya la leyenda “Countdown to GEOSTORM” no puede fallar.