En los últimos años ha habido una exagerada incursión de los productores de cine sobre otros tipo de registros en busca de alguna idea “original”, digamos el comic, el manga japonés, algunos respetando más el texto y la estética de origen que otros.
En realidad ante la presencia de un filme poco interesa si su origen es novela, teatro, comic, o un hecho real, carece de valor intrínseco si la traslación de un lenguaje a otro es acabada, perfecta, respetuosa, importa el texto final en si mismo.
En este caso estamos frente a una adaptación del lenguaje del comic al cinematográfico, y si bien en tanto de manera general los aspectos visuales del filme son de buena factura, no puede menos que apreciarse, desde la construcción de los espacios en que se desarrollaran las acciones, la influencia de producciones como “Blade runner” (1982), “El quinto elemento” (1997), sin lograr la excelencia de esos dos ejemplos, si me apuran les digo que “Metrópolis” (1927), de Fritz Lang, me impresiona estéticamente de mejor manera.
Por otro lado, y dentro del mismo orden, pero focalizando sobre el personaje principal, se huele mucho a “Robocop” (1987) en versión femenina, y de manera similar la estructura del relato, o sea a la progresión de la historia, hace honor (de mala manera) a “El vengador del futuro” (1990).
Todo esto podría hasta pasar desapercibido sino fuese que su principal problema, lo que verdaderamente falla en este producto, es el guión previsible por demás, superfluo por donde se lo mire.
Una perdida lamentable sobre la oportunidad de indagar o interrogarse sobre el futuro, en tanto el avance de la tecnología avasallando lo humano sin meditar sobre las consecuencias, sólo la utilización en prosecución de más poder.
Ni siquiera el posible conflicto interno del personaje sobre su propia definición tiene la profundidad necesaria para captar la atención de los espectadores, que terminan siendo manipulados por la velocidad de las imágenes y su ensamble a partir de un buen montaje, sin embargo todo esto ni siquiera deriva en condiciones de suspenso.
El resto de los aspectos técnicos cumplen con el cometido, la banda de sonido, el diseño del mismo, la dirección de arte, anteriormente mencionada.Un punto aparte merecen las actuaciones, con una Scarlett Johanson que hace lo que puede, no tiene demasiados matices para destacarse, en tanto que Takeshi Kitano es eficiente en su misma iconografía hasta darse el lujo de repetir parlamentos de sus propias películas, mientras Juliette Binoche cada vez que aparece opaca al resto sin demasiado esfuerzo.
La historia contada es sencilla, se centra en la mayor Motoko Kusanagi, la primera combinación lograda cyborg-humana, le dan un cuerpo cibernético, le injertan el cerebro, sin darse cuenta que el alma, (que nadie sabe donde reside) sigue influenciandolo.
Todo el tiempo, las 24 horas del día, nuestra heroína se la pasa trabajando para una suerte de elite policial. Su misión es detener a unos terrorista que están en contra de los avances tecnológicos- científicos, para luego derivar en una especie de historia romántica, afectivo filial, como para darle un final abierto y posible secuela.
Todo sea por Scarlett.
“La vigilante del futuro” tiene por título original en ingles “Ghost in the shell”, cuya traducción literal seria “El fantasma dentro del caracol”, caracol puede ser sustituido por varios sinónimos tan valederos como caracola, ostra, o concha.