El film está basado en el animé (dibujo animado japonés) de 1995, que a su vez se basa en el manga (como se llama a una historieta, o comic, también de origen japonés) creado por Masamune Shirow en 1989, en el que vemos el “nacimiento”, por llamarlo de alguna manera, de Mayor (Johansson).
Ella es un androide que posee un cerebro humano y por alguna extraña razón, ésta logra conservar su “Ghost”, su espíritu. De ahí el nombre de la obra “Ghost in the Shell”, que sería algo así como el espíritu (o fantasma) dentro de un caparazón cibernético.
Creada por Hanka Robotics, una empresa de robótica e inteligencia artificial, Mayor es entregada a la Sección 9 para su uso como un arma de la fuerza policial japonesa. Un año más tarde de su creación, una serie de ataques terroristas en contra de directivos de la compañía, hacen que Mayor se arriesgue más de la cuenta hasta ser el blanco de ataques de un hacker conocido como Kuze (Michael Pitt).
A partir de ese momento, ella comienza a ver destellos de su antiguo ser que le provocan dudar de todo lo que hasta ese momento conocía y creía. Es así que comienza una búsqueda que la llevará a conocer su pasado, lo que le dará las fuerzas para poder enfrentar a las amenazas futuras.
El guión escrito por Jamie Moss y William Wheeler es -sin dudas- una adaptación muy fiel del material original. La secuencia de inicio del film es un calco del animé y verlo estremece por la fuerza misma de sus imágenes. Algunas partes del film se diferencian un poco con el animé pero la esencia de la historia es la misma.
En la película, al igual que en el material original, se nota la gran influencia de películas del género como “Blade Runner”. El reparto que acompaña a Johansson, está conformado por Pilou Asbæk (como Batou), Takeshi Kitano (Aramaki) y Juliette Binoche (Dra. Ouelet), entre otros.
Para mí fue un placer visual.