Rupert Sanders (Blancanieves y el cazador) presenta la adaptación americana de Ghost in the Shell con Scarlett Johansson.
La historia se ubica en una Japón futurista donde la sociedad ha aceptado los avances tecnológicos en su organismo.
Johansson interpreta a la la primera de su clase: una mujer que perdió todo su cuerpo en un accidente y que tiene uno de robot pero su cerebro original. Pronto toma el nombre de La mayor y se une a la Sección 9, un grupo determinado en resolver ataques cibernéticos. Investigando una serie de asesinatos La Mayor comenzará a darse cuenta de que la compañía que la creó esconde secretos que no quieren que se revelen.
El anime original de 1995 supuso un nuevo cuestionamiento sobre el impacto de la tecnología y el lugar del alma. Algo que autores de la literatura como Philip K. Dick ya se debatían y que Ridley Scott, a partir de un cuento del primero, exploro aún más en Blade Runner.
Estas bases sirvieron para que en 1999 los Wachowski crearán su universo Matrix y que hoy Sanders recupera con menos intensidad, dando más lugar a la acción y a lo visual que al razonamiento.
Scarlett Johansen recrea con mucha verosimilitud al personaje de La Mayor, que comienza a cuestionarse su lugar en el mundo. Los matices de su evolución ponen a la actriz en un papel mucho más interesante a otros que ha hecho en los últimos años como Lucy o La viuda Negra. Desde lo físico, ningún fan de la original podrá negar el parecido que se ha buscado a la hora de construir el personaje.
La acompaña, en la sección 9, Pilou Asbaek (A Hijacking) como Batou: el “sidekick” que, aunque sea un estereotipo del rudo con un amable corazón, cumple su rol y logra que avance la trama. El resto del equipo queda rezagado a pequeñas apariciones, sin mayor profundidad. Exceptuando a Takeshi Kitano, el líder del grupo, el cual Sanders se dio el lujo de tener. El director y actor es Beat Takeshi (aunque su nombre en la película sea Aramaki) el mítico personaje que vuelve a interpretar a pesar de la edad, un hombre sin escrúpulos que no tiene miedo de decir lo que opina.
Volviendo al tema visual, el traspaso del formato anime al cine siempre tiene dificultades. En Japón el número de películas live action basadas en mangas y animes crece enormemente . Pero nunca logran el mismo efecto. Estados Unidos lo intentó con Dragon Ball y falló en todos los aspectos, mientras que todavía tiene planes para otras adaptaciones como Akira, Attack on Titan y Netflix prepara el estreno de Death Note.
La vigilante del futuro, Ghost in the Shell se convierte en el primer film americano en copiar plano a plano las escenas del anime, respetar gran parte del vestuario y no alterar demasiado la historia. E incluso no abusa de los efectos especiales en las secuencias de acción, siendo sólo parte del escenario.