Desde hace años que hay interés en Hollywood por trasponer mangas en películas live-action, una práctica que se hace en Japón con normalidad. No obstante, el avance de estos proyectos no se equiparó al hambre de los estudios por nuevas propiedades intelectuales de las cuales obtener potenciales franquicias. Una adaptación de Ghost in the Shell estaba en los planes desde el 2008, mientras que situaciones similares atraviesan Akira, Naruto, Battle Angel Alita –que ya está en post-producción- o Death Note –que se estrena este agosto-. Hay que encontrar el tono adecuado antes de avanzar, después de todo nadie quiere otro desastre como Dragonball Evolution. Y con ese bagaje llega a los cines el nuevo film de Rupert Sanders (Snow White and the Huntsman), uno visualmente impecable que trata de hacer una inmersión profunda en su protagonista.