Hacer la secuela de una película poco exitosa es bastante arriesgado para cualquier productor, pero a veces hay motivos que exceden los fríos números de las boleterías. Hacer una segunda parte de una mala producción como “Ghost Rider” (2007) es una suerte de "fracacidio", sobre todo si se insiste con lo mismo. Suponiendo que esta segunda parte de “El vengador fantasma” (el héroe de Marvel de la calavera ardiente) esté en medio de ambas posibilidades, créame que no le va a quemar la cabeza a nadie.
Comencemos por recordar que Johnny Blaze (Nicolas Cage) hizo un pacto con el diablo para salvar a su abuelo del cáncer declarado. El diablo cumple con el pacto, pero mata al viejo en un accidente de moto. Años después le propone a Johnny terminar la maldición si éste detiene al hijo de Satán. En esta segunda parte pasa algo parecido, aunque algunas diferencias mínimas.
La diferencia sustancial a favor de esta producción es la elección de los directores y los guionistas. A veces en un partido de fútbol si se cambian los jugadores a tiempo, al menos se puede soñar con el empate. Entonces, afuera el aburrido e insulso Mark Steven Johnson director-guionista de la primera, también culpable de “Daredevil” (2003); adentro Mark Neveldine-Brian Taylor (los responsables de “Crank”, 2006), y los guionistas Scott M. Gimple, Seth Hofman y David S.Goyer, éste último coguionista con Christopher Nolan de “Batman Inicia” (2005) y “Batman, el caballero de la noche” (2008, ambas dirigidas por Nolan. Los ingresados al campo de juego entendieron que había que hacer dos cosas para sacar esto a flote: primero, reconocer que este es un personaje menor dentro de la galería de la Marvel, del segundo o tercer orden en importancia, casi de relleno; Segundo, por carácter transitivo, no sobreestimarlo como tal. Al hacer esto todo el equipo logra una leve mejora en el producto final.
Esta vez el diablo anda queriendo tomar forma humana y un sacerdote-matón tienta al Ghost Rider para impedírselo, a cambio de terminar con su maleficio. Ya se que suena a remake. Casi le diría que si no vio la primera puede obviarla y empezar por esta. Mejor música, mejor manejo de los efectos especiales, y hasta el semblante de Nicolas Cage se ve distinto. De todos modos recordemos la intención de ponderar lo mejor dentro de una historia menor que pronto pasará a la anécdota.