Corazón valiente
"Gilda. No me arrepiento de este amor" no eleva hacia la canonización a la cantante y, mostrándola más humana, tierna, dulce, y con su doble vida, Lorena Muñoz y Natalia Oreiro nos la acercan mucho más, nos hacen quererla y apreciarla desde otro punto de vista.
Todos conocen su música y mucho sobre su vida personal. Es por ello que el desafío al crear un retrato sobre Gilda es doble, además de sensible, pues su nombre y voz generan mucho cariño. Lorena Muñoz en la dirección y Natalia Oreiro protagonizando son el caballo de combate al frente de esta biopic sobre la cantante de cumbia, y la dupla no podría haber sido más eficaz. Si bien Natalia es una reconocida fan de la artista, evitó todo tipo de obsecuencia y se transformó en Miryam primero y Gilda después, haciéndonos olvidar de que estamos viendo a Oreiro.
La directora es en realidad documentalista y por ello sabe perfectamente qué es lo importante en la biografía de un personaje querido, más allá de algunos temas que se obviaron en la trama que no la habrían hecho quedar mal a la cantautora sino a su entorno. Los hechos narrados encajan estupendamente con el rumbo que quiere darle al filme. Es decir, no hay nada forzado que intente dejarla como santa o algo fuera de lo que en realidad fue Gilda.
Ser humano
Más allá de lo verídico, las licencias que se toma Muñoz para hablar de su intimidad, su relación culposa con sus hijos, y los conflictos con su madre y esposo apuntan a mostrar ese "corazón valiente" que tuvo Myiriam para sobrellevar sus vidas paralelas, tanto arriba como abajo del escenario.
El filme comienza con la escena más fuerte que podían mostrar, pero protegida por la intención artística. La lluvia cae y los fans tocan el coche que transporta los restos de Gilda como forma de cortar de lleno la tensión sobre el final conocido de la historia de la cantante. Y de allí, al momento en que Gilda se reencuentra con una guitarra y su sueño por hacer música. Cuando llega al casting al que se apuntó por medio de un aviso clasificado, la magia ocurre. Toti Giménez se enamora inmediatamente de ella, y de ahí en más intentará que todo el mundo se sienta igual al oirla cantar.
Los traspiés del comienzo con productores que no la querían por no dar con el estilo (se nombra varias veces a Gladys "La Bomba tucumana" y Lía Crucet), los problemas por trabajar de noche y llegar cuando sus hijos se despertaban, el maltrato de su marido, la mafia de la cumbia en su forma más nefasta (problemática que aún persiste, pero se tapa por todos lados) son algunos de los obstáculos que escenifican los años en que debieron convivir la Myriam mamá hija y persona y la estrella en constante crecimiento Gilda. En los flashbacks, veremos a una joven "Shyll" interpretada por Ángela Torres. El elenco que acompaña es soberbio, y se destacan Lautaro Delgado como su marido Raúl, Javier Drolas como Toti, Susana Pompín en el rol de su madre Tita, Roly Serrano como "El Tigre", su primer productor, y Daniel Melingo como su padre.
"Gilda. No me arrepiento de este amor" no eleva hacia la canonización a Gilda y, mostrándola más humana, tierna, dulce, y con su doble vida, Muñoz y Oreiro nos la acercan mucho más, nos hacen quererla y apreciarla desde otro punto de vista.