Algo está por estallar
Ginger & Rosa (2013) traza un paralelo entre el despertar adolescente de una joven en la Inglaterra del año 1962, y la crisis de los misiles nucleares entre Estados Unidos y la Unión Soviética a punto de estallar. Oliver Platt, Annette Bening y Timothy Spall acompañan al elenco protagónico.
Desde el punto de vista de Ginger (Elle Fanning), la película de la inglesa Sally Potter (Orlando, 1994) describe las vivencias adolescentes de dos chicas en un período de crisis mundial. Desde ese lugar construye los vínculos familiares a flor de piel de Ginger, con su madre artista frustrada, su padre pacifista, mujeriego e idealista a quien admira, y su fiel amiga Rosa (Alice Englert) con quien experimenta el pasaje al mundo adulto. No conviene adelantar mucho de la trama pero la crisis nuclear representa sus sensaciones cuando los personajes mencionados se relacionen entre si.
De esta manera Potter arma un drama familiar lo más alejado posible del culebrón mexicano: la cámara toma distancia y registra siempre desde el punto de vista de Ginger, como buen cine independiente de observación que pretende ser. El paralelo obvio (demasiado por lapsos) entre la crisis nuclear y la crisis familiar es interesante pero no logra adquirir otra lectura más atractiva al respecto.
Lo cierto es que las vivencias adolescentes están muy bien retratadas. El momento específico de la vida donde todo adquiere una relevancia cósmica, el futuro no importa –total el mundo está por acabar-, en donde las alegrías y tristezas son absolutas, toma resonancia con la guerra nuclear a punto de estallar.
La película abre con un plano de la explosión de la bomba atómica. Le sigue la destrucción que trajo consigo y, en ese marco, se empiezan a narrar las experiencias de Ginger y su amiga Rosa. Un dato curioso es la estética independiente (como recurso y como modo de ver el mundo) en la que la directora parece abstraerse del problema político para desarrollar un episodio personal. Sin embargo, es el punto de vista y focalización en la protagonista adolescente aquello que le permite optar por la neutralidad del tema.
Y es en ese punto, donde Ginger & Rosa toma forma apocalíptica y justifica las vivencias de su protagonista adolescente. Aunque hacia el final los hechos se tornen inverosímiles.