El director M. Night Shyamalan, el reconocido y sorprendente creador de “Sexto sentido” transitó después un camino de aciertos y pavadas rimbombantes en muchos films que no hicieron el honor a sus comienzos. Siempre su dominio de la cámara y su composición, fueron superiores a sus guiones y especialmente a su ego indestructible. Un estilo pomposo para ideas, cuando mejor ingeniosas, formuladas como verdades rebeladas. Aquí completa una trilogía de héroes de acción, protagonistas de comics, y relaciona a Bruce Willis, de su film “El protegido” con un personaje que aparecía allí, Glass interpretado por Samuel L. Jackson. Pero también con el hombre de personalidades múltiples en la lograda “Split” con el trabajo exigido y sorprendente de James McAvoy. Pero si no vieron esas películas no se preocupen que Shyamaln les explica por lo menos tres veces como son los mecanismos mentales de tales protagonistas, y nadie se queda afuera con tanta reiteración. Ese es el principal problema de su película. Demasiada retórica y poca acción. Con los tres protagonistas en una institución para enfermos psiquiátricos y una doctora (Sarah Poulson) que intenta demostrarles con una serie de mecanismos e intervenciones quirúrgicas que esos señores no tienen superpoderes y que podrán atarse a la realidad convencional. Para el realizador la teoría que insufla su creación es que los comics no mienten y ellos tienen sus verdades reveladas e ignoradas. Hasta se parece como un personaje para hablar del tema. ¿Será este un intento del director y guionista de amar una saga propia, con secuelas varias? Eso dependerá de la taquilla y el entusiasmo de sus seguidores.