Híbrido sólo para fanáticos de la serie “Glee”
Sólo los fans de la serie «Glee» podrían interesarse en esta especie de documental de la versión en vivo del exitoso show del cable. Y sólo los fans más rabiosos podrían pasarla medianamente bien con este desvergonzado subproducto comercial que no cierra desde ningún ángulo. La serie, heredera de la vieja y nunca muy atractiva «Fama» de Alan Parker, y pariente cercana de los «High School musical» y otras variantes del cable, supuestamente tiene un mensaje de tolerancia hacia los nerds, que también podria implicar lo innecesario de autosuperarse, ya que de todos modos siempre va a estar todo bien.
La película directamente apela al hipotético fanatismo incondicional del espectador, mezclando testimonios propios de los programas evangélicos televisivos -«Glee cambió mi vida» y cosas por el estilo- con números musicales diseñados sin una pizca de imaginación formal, tan pobre y mecánicamente como las grúas donde están ubicadas las cámaras que revolotean sin ton ni son a lo largo de toda la producción.
Filmado durante la gira en vivo Glee Live in Concert Summer 2011 Tour, este híbrido no es ni un auténtico documental de un show, ni tampoco algún tipo de recreación escénica de un programa de ficción que intente elaborar aunque sea de modo elemental alguna trama. El superastro gay Chris Colfer, sin duda el más talentoso de todo el elenco, tiene su momento culminante entonando «I wanna hold your hand», y sólo queda preguntarse si alguien en la producción o los incondicionales a los que está dedicada la película tiene alguna mínima idea de lo nerds que Lennon y McCartney fueron en sus buenos viejos tiempos.