Esta popular serie, que ya va por su tercera temporada gracias al trío de Ryan Murphy, Ian Brennan y Brad Falchuk y de la cual ya hablamos varias veces, llega a los cines esta semana para el disfrute de los gleeks de todo el mundo.
Y el tema de Journey “Dont’ Stop believin'” convertido en un gran hit varios años después sirve de apertura para esta especie de película, que sigue una moda ya empezada por otros como Justin Bieber y U2: recrear recitales con partes documentales en la pantalla grande y, en algunos casos, con el beneficio de la utilización del 3D para que podamos sentir un poquito que estamos ahí.
Porque en gran parte de estos 84 minutos podremos disfrutar de muchas de las canciones reversionadas más famosas que dieron las primeras dos temporadas de Glee sumado a que podremos ver a los chicos en el backstage (siempre manteniendo los papeles que cada uno de ellos hacen en la serie) y también nos harán conocer un poco a sus fervientes fanáticos, haciendo hincapié en la historia de tres personas; una adolescente porrista con enanismo, un homosexual que recientemente salió del clóset y una jovencita con síndrome de Asperger.
La película va saltando entre estas distintas temáticas, por lo cual puede que sientas que se pierde el ritmo más veloz y alegre de sus performances cuando de repente pasan a contar la historia de alguna de estas personas que cuentan cómo sienten que, gracias a la diversidad vista en la serie, ellos pueden ser más aceptados por lo que realmente son y abrirse al mundo. Puede parecer exagerado, demasiado empalagoso o muy marketinero, pero no termina siendo muy diferente a varias de las historias que vemos todas las semanas en nuestros televisores gracias a los personajes que ya conocemos de Glee, como Kurt y Blaine (la pareja homosexual) o Artie (un adolescente paralítico). Estos temas de inclusión a los que la serie ya nos acostumbró puede que sean lo único que por momentos sobra en esta película, que se encuentra mejor ubicada en las secuencias que vemos arriba del escenario y que son gratamente mejoradas por las nuevas tecnologías, ya que el 3D, algo que en lo personal nunca me sumó mucho a la hora de elegir una película, en este caso funciona perfectamente logrando una mejor sensación a la hora de ver a “New Directions” o a los “Warblers” cantando, bailando y dando ganas de que uno mismo se pare arriba de su butaca y se ponga a levantar las manos mientras canta “Valerie” (Amy Winehouse), “Loser Like Me” (una de las canciones propias de Glee) o “Jessie's Girl” (Rick Springfield).
La lista de temas es casi perfecta, reuniendo la mayoría de las canciones más populares que se utilizaron en las dos primeras temporadas pero siempre dejándote con ganas de que hagan un par de temitas más, como casi cualquier recital. Las coreografías son impecables como siempre, el vestuario y la puesta en escena nos recuerdan a nuestros capítulos favoritos de la serie, y las voces de los chicos son increíbles, mostrando una energía y una fuerza digna de cualquier banda o solista y demostrando que deben pasar horas, días y semanas practicando ya que no fallan en ningún momento, mostrando el verdadero fuerte de toda la serie: la hermosa selección de canciones, con esa gran mezcla entre temas de moda y clásicos de todas las épocas, y su forma de versionarlas. No por nada después de sólo una temporada muchos músicos les dieron el pase libre a Ryan Murphy y Cía. Para que tomen las canciones que quieran de ellos y las usen en la serie.
Puede que nos haga falta la visita de algunos grandes personajes de Glee como la malísima Sue Sylvester (A mi parecer el mejor personaje de la serie, personificado por Jane Lynch) o Will Schuester (Matthew Morrison), pero para el fanático hay un invitado sorpresa del cual no voy a contar nada.
Buenas canciones y coreografías en un escenario grandioso y lleno de fanáticos que gracias a sus gritos nos hacen sentir parte del show que está impecablemente filmado gracias a muchísimas cámaras puestas por todos lados y la dirección de Kevin Tancharoen. Personajes y canciones que amamos en una película/concierto que casi es sólo para Gleeks (así llamados los fanáticos de esta popular serie), con algún que otro golpe bajo para recordar algunos de los temas que toca la serie, pero con mucha música que nos va a hacer salir del cine cantando.