La contagiosa alegría de vivir y cantar
El film no es otra cosa que el registro de un concierto en vivo de este grupo que, de perdedores, ya tiene muy poco. Con un gran uso de la tecnología 3D, el espectador se sentirá parte de la audiencia y coreará más de un éxito.
De forma explosiva y espectacular, la serie Glee –que salió al aire por primera vez en el año 2009– se convirtió en un éxito sin precedentes que pasó de dominar la televisión a instalarse en el mercado musical batiendo todos los records imaginables en ventas. Lo que finalmente desemboca en esta película que no es una ficción, sino el registro documental en formato 3D de la gira del joven elenco. Si acaso la serie invitó desde su origen a superar los prejuicios y apostó a la integración y la inclusión, hay que decir que este documental hace lo mismo. El más desconfiado de los espectadores, el más cínico de los críticos deberá vencer sus prejuicios y rendirse frente a la evidencia. La clara potencia de esta película y el carisma de los cantantes arrasan con todo, tan simple como eso. Canciones memorables con nuevos arreglos y un despliegue visual arrebatador. En cuanto a la experiencia del 3D, la intención de los realizadores es clara y emblemática. En la película uno no siente que está en el escenario, sino que se ubica con el público. Excelente idea para usar el 3D y mostrar no la fantasía de estar arriba, sino la alegría de estar presenciando el concierto. Las primeras dos canciones ya son capaces de arrancarle una lágrima de emoción a cualquiera y las historias que se van contando a lo largo de la trama refuerzan el espíritu que anima a la serie y a esta película. Sí, Glee es un gigantesco negocio, pero lo es a partir de sostener un discurso humanista noble, valioso, vital. La sensación que trasmite Glee 3D es la de desear vivir. Mucha gente, muchos adolescentes, habrán sentido en algún momento que el mundo les daba la espalda y los dejaba sin luz, Glee captó esa angustia y a la vez captó la euforia y la energía de la gente. Con una selección de algunas canciones extraordinarias y otras no tanto, la película es un huracán de fuerza y emoción. La aparición sorpresiva de una gran actriz (que también trabajó en la serie) es un regalo extra para este concierto película que se pasa volando. No es sólo el show lo que conmueve, es el discurso detrás de ese show. Glee 3D logra algo muy difícil de transmitir en el cine: la alegría de vivir. No deberíamos subestimarlo.